Un incremento salarial es una noticia que siempre es bien recibida sin importar el sector donde se aplique. Podría decirse que es una respuesta a los constantes clamores que hace la sociedad dominicana en ese sentido, el cual se pide en base a lo oneroso que se ha tornado el costo de la vida.
La noticia de la ejecución de un aumento salarial a los bomberos del Distrito Nacional es algo que no podemos dejar de celebrar. También es algo que debería hacernos sentir vergüenza como nación, porque no es posible que en estos tiempos de igualdad y dignificación de la vida se hable de que una persona que arriesga su vida constantemente para salvar las de otros devengue un salario tan deprimido. Estamos hablando de RD$8,500, incluido el aumento anunciado como un gran logro, que obviamente lo es. Sin embargo, es innegable que aunque es un avance, al igual que el seguro médico que también se anuncia con el paquete, falta mucho por hacer a favor de estos nobles trabajadores que agotan jornadas laborales que se extienden 24 horas seguidas, lo que los imposibilita para desarrollar otra labor que les permita completar su magro presupuesto para poder vivir.
Hace poco tiempo el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, dijo que aunque era consciente de la precaria situación salarial de los bomberos, el cabildo no tenía presupuesto para materializar la demanda. Por eso, ahora que el Gobierno ha incorporado a estos servidores al 9-1-1, programa que desde hace unos meses desarrolla exitosamente, sería una excelente oportunidad para de una vez colocar la remuneración de estos trabajadores al nivel que corresponde una labor que tiene carácter de heroicidad en países del primer mundo, algo que bien pudiera el país tratar de imitar. Sería lo justo y lo digno.
