El nuevo Tratado de Extradición que han suscrito los gobiernos de República Dominicana y Estados Unidos es objeto de críticas analíticas por supuestos “baches” en su contenido y, además, porque hay quienes entienden que “no solo de buenas intenciones está empedrado el camino hacia el Señor”. Se observa que el nuevo acuerdo, suscrito por el flamante canciller, Andrés Navarro, y el embajador de EEUU aquí, James –Wally- Brewster, alegadamente deja fuera de la aplicación de la extradición los delitos militares, sexuales y de índole menor, manto que se estima podría cubrir eventualmente de impunidad a quienes los cometieren. Alguien debiera explicar eso……
El ahorcado
Dicen los estudiosos del comportamiento humano que hay quienes reinciden en la comisión de hechos punibles porque al hacerlo por vez primera las cosas le salen bien y se entusiasman, lo hacen de nuevo y vuelve a salirle bien y se entusiasman mucho más, y así sucesivamente …hasta que, confirmando aquello de que no hay crimen perfecto, un día las cosas salen mal y se sufren las consecuencias. Así, quien(es) se acostumbra(n) a hacer cosas ocultas lo toma(n) como rutina y en todo cuanto ejecuta(n) siempre hay un misterio, aún cuando lo hecho pueda no ser pecaminoso. Mis reflexiones surgen observando que pese a negarse a dar la cara cuando elCaribe buscó su versión sobre la información (que fue y es noticia) en torno a la intención de montar una fábrica de explosivos en las instalaciones de Barrick Gold en Pueblo Viejo, Cotuí, y “culebrear” a recibir reporteros, la empresa envió dos empleados suyos a un periplo por otros medios a negar la especie, aunque admitiendo lo publicado, y de paso, haciéndose víctima de una supuesta campaña mediática, pero dejando aristas sueltas al ocultar detalles, como es su costumbre, que bien podrían transparentar sus propósitos. Como decía mi fallecida madre, “es que delante del ahorcado no se puede mencionar soga…”. l
