Las expresiones artísticas son el reflejo de lo que acontece en la sociedad y sus autores no solo buscan dar a conocer su talento, también tienen como objetivo inspirar a quienes admiran su trabajo expuesto. Dicha manifestación, que bien puede tener un corte emocional, social o político-económico, tiene diversas vertientes, como es el arte urbano o callejero, una habilidad que está “marcada” con el estigma del bajo mundo, del barrio, de la delincuencia.
Sin embargo, desde hace unos años la percepción de este arte ha cambiado en la República Dominicana, con el trabajo que ha venido haciendo un grupo de jóvenes que han impulsado el movimiento y embellecido paredes abandonadas y sucias con su arte.
Un ejemplo de ellos es Rafael de los Santos, conocido como Poteleche, quien comenta que desde niño ha sido fanático del graffiti y de la cultura hip hop.
“De niño solía imitar las tipografías del graffiti “wild style” en mis cuadernos de primaria. Pero no es hasta que tengo veinte y tantos años largos, que me animo a unirme a algunos amigos que estaban pintando paredes hace un tiempo antes que yo, y desde ahí quedé con la fiebre”, recuerda Poteleche, quien define su trabajo como arte urbano y no como graffiti.
“Yo lo llamo ¨arte urbano¨ porque me parece que, al menos lo que yo hago en particular le faltarían ciertos ingredientes para que sea considerado graffiti como tal. Como el hecho de ser ilegal, o la búsqueda de poner tu nombre en la mayor cantidad de sitios. Pero a fin de cuenta, cada quién lo va a llamar como se le ocurra, y está bien”, agrega Poteleche.
Pero ese es su parecer personal, pues hay quienes definen el arte urbano como todo arte que se expresa en la calle, que por lo regular se hace de manera ilegal (algo que Poteleche y su crew aseguran no hacen), y describe el trabajo de personas que han desarrollado un modo de expresión artística mediante el uso de diversas técnicas como plantillas, posters, pegatinas, murales y grafiti entre las más importantes, en una nueva forma de comunicación a través del texto, el contenido y la opinión social.
Un movimiento creciente
De los Santos pertenece al “crew” (como se les dice a los equipos de trabajo), conocido como HD Crew, el cual fue fundado por BAD6 de Puerto Rico, junto a Mr. Dad One, también de la isla vecina, grupo que en la actualidad está conformado por 16 personas en diferentes partes del mundo.
En el país hay crews que tienen mucho tiempo más establecidos que a la que pertenece De los Santos, como el Dol Crew, Bna Crew, Monopoly Crew, LPA Crew, y muchos más. Trabajan en equipos, porque según explica De los Santos es mucho más divertido, además de que se enriquecen las ideas con las opiniones de los demás.
“Siempre es más divertido salir a pintar en grupo, porque simplemente uno está conversando y se crea una pequeña competencia amistosa en la que todo el mundo motiva al otro y nos subimos la vara. Algo que tratamos de hacer siempre es integrar una pieza con la otra, que siempre es un reto interesante, un buen ejercicio creativo y técnico”, dice.
Y es que el arte callejero es eso, trabajo en equipo, en el que se integran diversos elementos en espacios públicos, por lo regular muy transitados, para sorprender a los espectadores con un mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o simplemente a la reflexión.
Este arte está basado en la destreza nata y en ideas que surgen del diarismo, explica De los Santos, quien dice que existen diversas técnicas, pero que lo más común es trabajar con pintura en spray, marcadores, stencils… pero puede ser cualquier cosa que se te ocurra, hasta una instalación con basura.
A la hora de trabajar, procuran contar con la aprobación del dueño de la propiedad o de los vecinos. También suelen “dar vueltas” por la ciudad buscando un área para entrarle en ese mismo momento, comenta Rafael, quien dice que por lo regular realiza un boceto antes de comenzar su obra de arte. En cuanto a la aceptación de la sociedad con lo que hace, considera que cada vez es menos estigmatizado. “Creo que el año pasado se pintó más que nunca en este país. Esto también trae como consecuencia que muchachos más jóvenes se interesen y comiencen a conocer más, que es lo más cool. Ojalá yo que sigan saliendo más y más gente talentosa, porque eso solo hace más poderosa la escena”, considera Rafael.
¿Qué aporta el arte callejero a la ciudad?
“Me parece que además del valor estético que aporta, también está ese proceso en el que las personas se paran frente a la pieza, la analizan y discuten su punto de vista acerca de la misma. Hay un ejercicio de pensamiento al que se ve expuesto la gente, que no se daría si está sólo una pared que no dice nada. También aporta al sentido de comunidad, la gente se sorprende cuando uno llega a algún pueblo o sector de la ciudad y dice que quiere pintar una pared a cambio de nada, es un respiro de buena onda”, racionaliza Rafael, quien asegura que lo que comenzó como un hobby ahora es una fuente de ingreso y de inspiración para que otros jóvenes encuentren su vocación en la vida.
