Puerto Príncipe. La sociedad civil haitiana envió el pasado 19 de febrero una carta al expresidente dominicano Leonel Fernández en la que le solicita su intervención frente al resurgimiento de lo que denominan antihaitianismo en la República Dominicana.En el documento, publicado por el periódico Le Nouvelliste, más de 150 firmantes le explican al exjefe de Estado que dicha campaña provoca serias preocupaciones para la paz entre los dos pueblos desde comienzos de 2015.
“El mes de febrero se halla marcado, particularmente, por manifestaciones hostiles hacia Haití y la comunidad haitiana; el ultraje de la bandera nacional haitiana; la declaración de guerra contra la inmigración ilegal por grupos enmascarados y el ahorcamiento de Henry Claude Jean en el Parque Ercilia Pepín en Santiago”, aseguran.
Los peticionarios consideran que Fernández ha expresado en varias ocasiones su interés por la mejora de las relaciones entre los dos países de la isla en la escena internacional.
Sin embargo, aducen, en el terreno concreto sus estrechos vínculos con grupos antihaitianos provocan ambigüedades y confusiones.
En esta perspectiva, el presente enfoque apunta a que este defina más claramente su posición y la de su partido frente a Haití, con miras a contribuir a la convivencia entre dominicanos y haitianos. El antihaitianismo se puede definir como una corriente de pensamiento y una forma de ataque a la acción política de la nación haitiana, la exclusión social de los expatriados y la negativa de las relaciones armoniosas entre los dos pueblos”, dicen.
Entre los firmantes se halla el ex primer ministro, Claudette Werleigh, como embajador de Pax Christi Internacional, las autoridades anglicanas y de la Iglesia Católica, senadores, periodistas y directores de medios de comunicación; los rectores de las universidades, ONG, activistas de derechos humanos, líderes de partidos políticos, miembros del sector privado, estudiantes, artistas, intelectuales, organizaciones de la diáspora y amigos de Haití, entre otros.
Asimismo, recuerdan que Fernández, durante la elección presidencial de 1996 en la República Dominicana, “se benefició de la campaña antihaitiana más atroz desde la dictadura de Trujillo”.
“A pesar de este reforzamiento de la falta de hospitalidad frente a los nacionales de un país vecino y amigo, su ascenso al poder fue recibido favorablemente en ambos lados de la isla, ya que parecía representar un renacimiento en la política dominicana, capaz hacer que las relaciones binacionales tomaran un nuevo rumbo”, apuntan.
