Lee Kuan Yew, el hombre sabio de Asia

Lee Kuan Yew (LKY), uno de los estatistas más trascendentales del siglo XX, falleció el pasado 23 de marzo.

Lee Kuan Yew (LKY), uno de los estatistas más trascendentales del siglo XX, falleció el pasado 23 de marzo. La ciudad-estado de Singapur, conocida también como la Ciudad del León, la Ciudad en el Jardín o el Pequeño Punto Rojo, estuvo de duelo durante siete días. Nada describe mejor el sentimiento de los singapurenses que una pequeña pancarta depositada junto con miles de flores colocadas frente al Parlamento de Singapur por la población: “Tu nos diste un país fuerte y precioso del cual nosotros podemos estar orgullosos. Un lugar maravilloso llamado hogar”. Todo el que haya tenido la oportunidad de viajar a Singapur entenderá perfectamente el porqué de ese sentimiento.

LKY, sirvió como Primer Ministro de Singapur de 1959 a 1990. El Partido de Acción Popular (PAP), el partido de LKY, ha ganado todas las elecciones parlamentarias y generales que han tenido lugar en Singapur desde 1959, recibiendo un respaldo mayoritario de la población. Aunque LKY dejó la oficina de Primer Ministro en 1990 para dar inicio a la sucesión, permaneció como Senior Minister (veterano ministro) y miembro del gabinete hasta el 2011, garantizando que las políticas públicas adoptadas en Singapur mantuviesen su compatibilidad con el pragmatismo y el sentido común, alejadas siempre del populismo empobrecedor.

Cuando Lee asumió el cargo de primer ministro de Singapur en 1959, se inició probablemente el proceso de desarrollo económico y social más impresionante que hayan conocido todas las generaciones que han convivido durante los últimos 55 años. El hombre sabio de Asia y padre de Singapur, recibió un pequeño país de 637 km2 y una población mayoritariamente de origen chino, con notable presencia de malayos e hindúes, afectado por un elevado nivel de desempleo y pobreza intensa luego del retiro en 1959 de Gran Bretaña de la hasta entonces colonia. El déficit de esperanzas de la población se acrecentó cuando el gobierno de Singapur tomó la decisión de retirarse en 1965 de la Federación conformada con Malasia en 1963, ante la evidente marginalización de las prioridades de Singapur en la agenda de políticas de la Federación.

Lee no tenía mucho tiempo que perder. A pesar de haber establecido a inicios de su mandato una estrategia de crecimiento basada en el modelo de sustitución de importaciones, pues la industrialización era percibida como la vía para alcanzar el desarrollo, LKY rápidamente se dio cuenta que la estrechez del mercado interno no permitiría alcanzar los niveles de crecimiento a que aspiraba para su país. Ofreció estímulos sustanciales al turismo para enfrentar el creciente desempleo, lo que contribuyó a paliar parcialmente el problema. A partir de 1966, el Gobierno de LKY comienza a desmantelar el modelo de sustitución de importaciones para dar paso a la estrategia de crecimiento basada en el modelo de promoción de exportaciones más exitosa entre todas las que se han ejecutado en el mundo en las últimas 5 décadas.

Para que se tenga una idea del impresionante crecimiento que los sucesivos gobiernos de Lee tuvieron en Singapur, nada más claro que comparar los resultados obtenidos por Singapur con los obtenidos por República Dominicana. En 1960 ambos países tenían un PIB bastante similar: República Dominicana US$672 millones y Singapur US$704. El año pasado, 54 años después, nuestro PIB alcanzó US$63,946 millones, es decir, 95 veces mayor al que teníamos en 1960. Singapur, por su parte, cerró el 2014 con PIB de US$310,700 millones, es decir, 441 veces mayor que el de 1960.

Si hacemos la comparación con el PIB per cápita en dólares corrientes, la diferencia resulta también abismal. En 1960 nuestro PIB per cápita era de US$230, subiendo a US$6,044 en el 2014, multiplicándose por 26 en 54 años. En Singapur, en cambio, el PIB per cápita pasó de US$428 en 1960 a US$58,806 en el 2014, multiplicándose por 137.

En dólares ajustados por paridad de poder adquisitivo (PPP) la comparación es más precisa. Mientras el PIB per cápita en República Dominicana en el 2013 ascendió a US$12,173, en Singapur alcanzó US$78,762, es decir, 6.5 veces mayor. En el 2013, Singapur tuvo el PIB per cápita en PPP más alto entre todos los países desarrollados e industrializados del mundo, por encima de Noruega (US$64,383), Suiza (US$53,977), Estados Unidos (US$53,001) y Hong Kong (US$52,984).

El extraordinario crecimiento económico registrado por Singapur tiene su origen en la expansión más acelerada de las exportaciones que ha tenido lugar en el mundo en los últimos 54 años. Mientras en 1960 Singapur exportó bienes por US$1,136 millones, el año pasado sus exportaciones de bienes alcanzaron US$518,900 millones, 52 veces más elevadas que las de República Dominicana, a pesar que el territorio de Singapur equivale al 1.3% del nuestro.

¿Cómo lo lograron? Lee no hizo caso a las recomendaciones que le hacían expertos y economistas que abrazaban en esos tiempos la teoría de la dependencia y sugerían mantener lo más alejado posible de Singapur a las empresas multinacionales o MNCs, bajo el criterio de que estás sólo estaban interesadas en la explotación de los recursos naturales de los países menos desarrollados. Lee, dotado de un gran superávit de sentido común, advirtió rápidamente la debilidad de esa recomendación para un país que, como Singapur, no tenía un sola gota del recurso natural más importante, el agua.

LKY ofreció incentivos a las empresas de inversión extranjera, principalmente las interesadas en manufacturar en Singapur para la exportación. Lee se convirtió en el principal promotor de Singapur para la inversión extranjera. Viajaba continuamente a foros internacionales, se reunía con grupos de inversionistas en los principales países de Europa, pero sobre todo, en Estados Unidos. Singapur quedaba muy lejos y los empresarios norteamericanos no tenían tiempo para un viaje tan largo. Los viajes continuos de Lee a EUA resolvieron el problema. En cada viaje que hacía a EUA, LKY se reunía con 20 y hasta 50 CEOs de importantes empresas norteamericanas. Lee, graduado de derecho –con los mayores honores de su promoción- de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, les ofrecía estabilidad política, respeto a las leyes, estabilidad jurídica, instituciones fuertes, estabilidad macroeconómica, una política cambiaria que evitó siempre la apreciación del dólar de Singapur, un mercado laboral flexible y un gobierno comprometido con la eficiencia y totalmente alejado de las prácticas de corrupción que siempre han estado presentes en la mayoría de los países en desarrollo. Con una sola decisión, la obligación de votaciones secretas y no a mano alzada de los miembros de los sindicatos de las empresas para decidir el paro de labores, acabó con un largo historial de paros que hasta 1959 había mantenido a las empresas en Singapur en zozobra permanente, producto en parte de prácticas laborales perversas que habían sido copiadas de los sindicatos británicos. LKY entendía que los mejores recursos humanos de Singapur debían ir al Gobierno para convertirlo en el más eficiente del mundo.

Por eso estableció la política de pagar a sus ministros los salarios más elevados del mundo. En efecto, durante el período 1984-2013, Moody’s colocó al Gobierno de Singapur (2.194) como el gobierno más efectivo del mundo, superando a los de Dinamarca (2.170) y Finlandia (2.164).

Ningún otro país en vías de desarrollo logró alcanzar los niveles de influjo de inversión extranjera que exhibió Singapur en los últimos 54 años, alcanzando en varios años influjos superiores al 15% del PIB. Lee tenía muy claro que la inversión extranjera directa era el mejor aliado que tenía el Gobierno para bajar el desempleo, reduciéndose en más de 14% en 1960. En 1980 el desempleo había caído a sólo 3%, una de las tasas de desempleo más bajas del mundo.
(Continuará…) 

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