Entre las grandes transformaciones traídas por la globalización está la inserción del gigantesco país de China Continental en el Mercado Mundial, sin que su Estado haya renunciado a los principios políticos del comunismo. El boxeo profesional, como negocio del espectáculo, figura entre sus novedades económicas, con grandes expectativas de crecimiento, de acuerdo con la investigación publicada en su libro Boxeo y la Economía de China por el veterano periodista deportivo Carlos Nina Gómez.
Prohibido como actividad rentable por el histórico presidente Mao Tse Tung, líder de la revolución marxista-leninista de 1949, de acuerdo con el autor, el deporte de las narices chatas y los puños enguantados comienza a ser asimilado por las nuevas generaciones de chinos, con una popularidad vertiginosa. Nina Gómez reseña que la ortodoxia comunista china había mantenido la prohibición al boxeo durante cincuenta años, bajo el criterio de que “era un deporte demasiado occidental y demasiado violento”. Y es precisamente el empresario estadounidense Bob Arum “el hombre clave para que el boxeo en China esté en un punto tan alto”. El estudio de factibilidad para invertir en el negocio boxístico en China, insiste el colega, tomó en cuenta que allí habitan mil 400 millones de personas, y que la nación “está emergiendo económicamente para ser una superpotencia”. Una estrella domina el firmamento de la flamante fanaticada, destaca la obra: “Zou Shiming, dos veces ganador de medalla de oro olímpico y tres veces campeón mundial del peso minimosca, como líder del pugilismo moderno en China”. Nina Gómez refiere unas palabras proféticas del inmortal Muhammad Alí sobre las condiciones de los boxeadores chinos, lo que habría sembrado el germen de la esperanza entre sus aficionados. Con quince libros publicados, queda demostrado que la mezquindad del medio no ha logrado “pulverizar” los afanes de este incasable cronista deportivo en la promoción del boxeo profesional y el amateur.
