El ajuste salarial

Desde el año pasado, los trabajadores dominicanos debían estar disfrutando de un ajuste salarial que no se ejecutó por la habitual reticencia de una patronal históricamente elusiva en todo lo que signifique concesiones a sus servidores.

Desde el año pasado, los trabajadores dominicanos debían estar disfrutando de un ajuste salarial que no se ejecutó por la habitual reticencia de una patronal históricamente elusiva en todo lo que signifique concesiones a sus servidores.

Ese tipo de actitud no es exclusiva del sector empleador privado. El gobierno dominicano, cuyas autoridades suelen hablar de las precarias condiciones en que vive la gente, adopta parecida actitud. Fue el propio presidente Danilo Medina quien dijo el año pasado que no se imagina cómo viven los trabajadores dominicanos con los salarios que reciben. Sus palabras sugirieron un inminente aumento salarial en el sector público que nunca llegó.

El primero de mayo pasado encontró a los trabajadores en su rutinario reclamo de ajuste salarial. Más que justo, si se toma en cuenta que a consecuencia de la resolución No. 2 del Comité Nacional de Salarios de 2013, los patronos se comprometieron a revisar el régimen salarial un año después. El plazo ya se venció hace diez meses. Ese compromiso permitió el acuerdo que produjo ese aumento salarial.

Ya el Comité Nacional de Salarios fue convocado. Los patronos están planteando una nueva base de estimación para determinar los salarios mínimos para las pequeñas empresas. Ha sido un buen recurso para empantanar el diálogo. Una pena que actúen de ese modo.

Por eso, está muy bien que un legislador introduzca una iniciativa que busca disponer un aumento salarial que vaya más allá del salario mínimo. Es muy poco probable que prospere. Pero constituye un apoyo moral a la causa de los trabajadores, que tienen una pobre capacidad de presión.

El senador Adriano Sánchez Roa fundamenta su propuesta en que los trabajadores apenas pueden adquirir con sus salarios alrededor del 27.4% de la canasta familiar, y en consecuencia, se empobrecen cada día, especialmente si se considera la pérdida acumulada de los ingresos desde 2013, cuando se hizo el último ajuste salarial.

Los empleadores deben sentarse con los trabajadores y encontrar una fórmula que propicie una solución al ajuste salarial. Y el gobierno debe decretar su ajuste ya. l

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