El alienante y peligroso Charlie-Charlie

Existe una “moda” entre adolescentes, de diversos niveles socio-culturales, de practicar un denominado “juego”, invocando el “espíritu” de un supuesto adolescente de nombre Charly- Charly. Se conoce además como “Pregúntale a Charly”&#82

Existe una “moda” entre adolescentes, de diversos niveles socio-culturales, de practicar un denominado “juego”, invocando el “espíritu” de un supuesto adolescente de nombre Charly- Charly. Se conoce además como “Pregúntale a Charly” y como “El mensajero del Diablo”. Común en las redes sociales, adornado de la curiosidad que la juventud trae aparejada y con cierto tono de misterio y el “sutico” de lo prohibido. Aunque el origen no queda claro, se indica que procede de México pero llega desde Estados Unidos y como aquí todo se desvirtúa, se transforma, “evoluciona”, los adolescentes criollos le han introducido variantes propias y explicaciones “asigún”. El tal Charly es definido en varias vertientes: una que fue asesinado dentro de la casa abandonada que perteneció a un antiguo gobernador español, donde entró en compañía de dos amigos y fue hallado horas después acuchillado y con dos monedas de oro en las manos. Se cuenta que los tres jóvenes mueren de manera extraña, días después; también Charly, como “ayudante del diablo”. Otro dice que fue asesinado, por sofocación, por su propia madre, víctima ella de terrible violencia familiar. El “espíritu” o demonio invocado, solo responde preguntas con SI o NO.

Se juega originalmente con dos monedas, que al ser lanzadas al aire, si caen del mismo lado, cara, significa SI; escudo, implica NO. Si caen combinadas significa: tal vez. Otra modalidad es con seis lápices sostenidos por dos sujetos (tres cada uno) formando un rectángulo. Si los lápices en contacto se desplazan hacia adentro, es “si” y si lo hacen hacia afuera es “no”. Los jóvenes criollos lo hacen colocando sobre un papel que tiene indicado un NO y un SI, dos lápices en cruz (símbolo cristiano), que debe moverse y apuntar hacia la respuesta a la pregunta formulada, “movido” por el “ser” invocado y si se le requiere prueba de su presencia, provoca algún ruido. En todo caso hay que pedir “permiso” al “espíritu” para salir del “juego”, por lo que este, tiene el control.

Similar a la Qüija, que según Wikipedia: “es un tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se puede entablar contacto con los espíritus de los difuntos….”. Más simple el Charlie-Charlie y por tanto de más fácil práctica para nuestros jóvenes, abriendo puertas a fuerzas desconocidas que afectan, de alguna manera, a los de espíritus débiles. Aunque sin documentar, se habla de casos de violencia, sangre, daños emocionales, sueños perturbados, intranquilidades y hasta muertes inexplicables. Los que lo rechazan son “afueriados” por “pen….s”. A todos los peligros a que están expuestos nuestros jóvenes, añadimos una práctica alienante y de consecuencias imprevisibles, que se populariza en escuelas públicas de todo el territorio y en colegios privados del más alto nivel, en franco desafío a padres, maestros y autoridades educativas, a conductores religiosos y a orientadores morales.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas