Por qué triunfa la tesis de la dictadura sin Juan Bosch

“La vista es excelente desde las alturas y, en los momentos decisivos, se puede intervenir cómodamente y con decisión”.(El arte de ser dichoso en política). Juan Bosch pudo ver a tiempo que su tesis era impracticable en la República…

“La vista es excelente desde las alturas y, en los momentos decisivos, se puede intervenir cómodamente y con decisión”.
(El arte de ser dichoso en política).

Juan Bosch pudo ver a tiempo que su tesis era impracticable en la República Dominicana. Como maestro de la política que había asesorado presidentes, el líder-fundador e ideólogo del PLD entendió que estaba fuera de contexto histórico. Trazó una clara línea divisoria: marxista, pero no leninista.

Diferenciarse del resto de la izquierda radical era clave al fundar su partido dogmático y doctrinario. La caída de los comunistas en la Unión Soviética y la Perestroika de Mijail Gorvachov, confirmaban en los 80 que Bosch estaba en lo cierto. El capitalismo no estaba moribundo. Por el contrario entraba con fuerza a los países socialistas. Apenas comenzaba a desarrollarse en América Latina y el Caribe. Había que fortalecerlo sustentarlo en los principios y valores de la democracia, concurrir a elecciones y ganarlas.

Por qué los discípulos aplican la tesis

El ascenso al poder en América Latina, con líderes de izquierda como Evo Morales, en Bolivia, Rafael Correa, en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela, y con Ignacio Lula Da Silva, en Brasil reconfirmaron que Bosch iba por el camino correcto con la tesis. Sus discípulos más aventajados la rescataron y siguieron al pie de la letra, aunque claro, la sometieron a su propia interpretación científica. Estudiaron a fondo el materialismo histórico en El Capital, que enseña el valor intrínseco del dinero y la mercancía. Un centavo conduce al millón de pesos. Y la suma de muchos millones lleva al gran capital, base y soporte de la oligarquía en las sociedades más sólidas y desarrolladas del mundo.

La sapiencia de los discípulos es enorme. Como dogmáticos son coherentes con el boschismo-marxista. La línea estratégica es clara: sin capital sólido es imposible controlar el poder por mucho tiempo. Como marxistas ortodoxos, el imperativo de la hora es la Acumulación Originaria de Capital. Primero fue con mucha timidez, siguiendo los lineamientos del folleto “Organización y Disciplina”, texto didáctico instrumental en los viejos y desmantelados círculos de estudios. Luego, con la experiencia de Estado, desataron la búsqueda feroz y abierta de capitales, en competencia desenfrenada con la oligarquía tradicional. Ya no hay que pedir dinero en la calle ni salir a vender el periódico “Vanguardia del Pueblo” ni hacer rifas para recaudar fondos. Terminó esa era humillante y dolorosa.

Pasaron los sufrimientos provocados por las precariedades económicas. Como sostienen los franceses J. C. Guilleeaud y Pierre Veilletet en “El arte de ser dichoso en política”, desde la cima del poder todo brilla color oro. El buen gusto por los vinos, los perfumes y los banquetes son el fruto del trabajo honrado y tesonero. La militancia ortodoxa empobrecida, junto al 40 por ciento de la población, pero la cúpula del partido enriquecida. Es la lección aprendida en 16 años de control político del Estado. Claro, desde el poder, sin Juan Bosch en vida. La victoria proporcionó yipetas negras, mansiones, yates, aviones. La parranda sigue, pero antes, volverán las grandes negociaciones, la Suprema seguirá intacta, el Congreso igual, la Vice ni tocarla. La maravillosa y pragmática tesis triunfa sin Juan Bosch….

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