Con Alexandra Izquierdo y Modesto Guzmán alguien (y quién sabe si más de uno) “mascó la soga” en el reformismo. Primero, por tratarse de dos dirigentes conocidos por la militancia y membresía del partido, cuya laboriosidad reconocen hasta sus archiadversarios internos de la envidia y la frustración; ya que ambos, aunque no se les conoce vocación por la exposición mediática constante son gallitos que tienen material para defenderse en todo terreno de las intrigas infamantes y de las cascaritas en el camino buscando que resbalen. No se olviden los reformistólogos que Alexandra ganó mucho a poco la primera vicepresidencia del PRSC en unas primarias no cuestionadas y señaladas como ejemplarizadoras; y que Modesto es considerado un armador de andamios internos en épocas de pasadas turbulencias partidarias cuando algunos de los que hoy sacan cabeza no se atrevían ni a asomar el hocico en favor de la causa del presidente Joaquín Balaguer. Además, en las presentes circunstancias vale la pena preguntarse: ¿Está el reformismo en capacidad nutritiva de desatar demonios internos? ¿Benefician o perjudican a esa organización esas querellas internas traducidas en ridículas y pretendidas versiones actualizadas de La Tremenda Corte, con Tres Patines, Rudesindo, Nananina, el Tremendo Juez y su Secretario tratando de montar “un tremendo caso”? El reformismo no está para esas reyertas ahora. Eso sé que lo entienden quienes de verdad quieren esa organización. Así que, compatriotas: dejen esos shows…
Otra campana
Algo más sobre los libros del Minerd: Me confirman en más de una fuente que es cierto que los textos de educación artística forman parte del Fondo Editorial del Ministerio, pero también las mismas fuentes me aseguran que los autores habrían donado sus derechos hace tiempo, por lo que no tendría razón de ser que algunos se estén haciendo los locos reclamando ahora que se los paguen. Mucha tela por donde cortar, ¿eeeh…?
