Mártir cultural

Aunque la comparación pueda resultar contraproducente o desproporcionada, y quizás lo sea en alguna medida, lo cierto es que con todo y la amenaza de la delincuencia y del crimen organizado, en este lado del mundo vivimos todavía en un virtual…

Aunque la comparación pueda resultar contraproducente o desproporcionada, y quizás lo sea en alguna medida, lo cierto es que con todo y la amenaza de la delincuencia y del crimen organizado, en este lado del mundo vivimos todavía en un virtual paraíso, si así podríamos llamarle, con respecto por ejemplo a lo que está pasando con las barbaridades protagonizadas por el Estado Islámico. La más reciente atrocidad fue la decapitación en una plaza pública de Khaled al Assad, uno de los máximos arqueólogos sirios. Su asesinato lo convierte en un mártir de la cultura, pues se negó a revelar dónde estaban piezas romanas ocultadas para protegerlas de las embestidas de ese grupo extremista, empeñado en destruir todo patrimonio histórico. 

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