¡Somos 10 millones!

¿Cómo recibir al connacional diez millones? ¿Celebración o reflexión? La vida debe celebrarse siempre, pero hay muchas formas de ver el acontecimiento. Las demandas de un conglomerado creciente con recursos limitados, desde el agua escasa, que…

¿Cómo recibir al connacional diez millones? ¿Celebración o reflexión? La vida debe celebrarse siempre, pero hay muchas formas de ver el acontecimiento. Las demandas de un conglomerado creciente con recursos limitados, desde el agua escasa, que es lo menos, hasta los servicios. También puede mirarse como una oportunidad. Ahora somos y seremos más y en esa medida las capacidades para crear riquezas pueden expandirse. Hay tantos aspectos que analizar ante la llegada del poblador diez millones.

Sin embargo, pensemos en un aspecto que no tiene que ver directamente con todos los procesos y fenómenos que se desarrollan en la isla, cuya población no parece aproximarse al decrecimiento. Somos vigorosamente jóvenes. La mayor cantidad de ciudadanos dominicanos ronda entre la mayoridad mínima (18 años) y los 35 años.

El bebé nació del vientre de otra abundante masa dominicana. Los menores de dieciocho años que se hacen adultos por vía de los hechos. El fenómeno tampoco es nuevo, pero cada vez se precipita con mayor celeridad. Tampoco es único de República Dominicana. Muchísimas naciones del mundo observan cómo los jóvenes menores de 18 años están jugando –muy a su manera- roles propios de los ciudadanos mayores.

Recientemente vimos el dato sobre el alto porcentaje de parturientas con menos de 16 años. Un alto porcentaje de los padres de sus hijos se resisten a “declararlos”.

Las chicas pasan a ser “madres solteras”. No siempre es una elección. A veces, mujeres adultas deciden tener sus hijos y constituyen un hogar monoparental, sin considerar la posibilidad de tener un compañero “dentro de la casa”.

Infinidad de hogares en esas condiciones entregan a la sociedad ciudadanos ejemplares, que nada tienen que envidiar a muchachos que se han formado en el seno de la familia tradicional.

Es una realidad que muchachas muy jóvenes se embarazan y plantean serios problemas para sus familias. Difícilmente estén en capacidad de constituir un núcleo capaz de proveer la protección adecuada a sus criaturas.

El hogar monoparental es una realidad, pero en la circunstancia predominante en que se establece en el país, debe llamar la atención de estudiosos y de las autoridades.

Somos diez millones. ¡Qué bueno! ¿Trabajamos para atender los requerimientos que demanda esa realidad? 

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas