Dos discretos comunicados de sendos organismos oficiales libraron al día de ayer de pasar como una fecha cualquiera. Y no era un día más del calendario. Era el Día del Agrónomo.
En los días en que la economía dominicana era mayoritariamente agrícola, y la población rural, los agrónomos eran profesionales muy bien valorados y útiles.
Ahora, cuando la producción nacional se ha diversificado y la población se ha mudado a las ciudades, la importancia relativa de un agrónomo en el esquema productivo es menos apreciada.
Con una honrosa excepción, las universidades que se han formado en el país a partir de la década de los 70 han excluido de su oferta curricular la Agronomía como carrera, como profesión.
El mercado laboral también jugó su papel en ese desinterés hacia la Agronomía. El Ministerio de Agricultura, el Instituto Agrario Dominicana, el otrora poderoso Consejo Estatal del Azúcar, como cabeza de la industria azucarera dominicana, y otras entidades estatales como el Instituto del Tabaco, el desaparecido Instituto Nacional del Algodón, eran las instancias que más empleaban a los agrónomos, para ese entonces investidos por el Instituto Politécnico Loyola, el Instituto Superior de Agricultura, la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.
La marcha del tiempo fue cambiando el escenario. La formación de profesionales agrícolas fue bajando, la demanda del mercado laboral también entró en decadencia, las facultades de Agronomía y Veterinaria cada vez captaban menos estudiantes.
Y como contribución al desgaste, los salarios pagados por las pocas instancias que todavía demandan agrónomos se fueron quedando rezagados, creando un mercado con poca demanda y bajos salarios para los que quisieran incursionar en una profesión donde el campo es el mayor radio de acción.
Quizás el mejor mensaje que se les pueda dar a los agrónomos -amén de los mensajes de felicitaciones que ayer les ofrecieron el Ministerio de Agricultura y el IAD- es expresarles que son un segmento importante para mejorar el país y su economía.
Cuando la crisis del 2008-2009, toda la colectividad volvió la vista al campo, y las autoridades se empeñaron en citar que el país producía el 85% de sus alimentos de origen agropecuario, una buena cifra para recordar a los agrónomos. l
