Las visitas de Medina

La hora dura del debate sobre las visitas sorpresa ya pasó. Aprovechamos la causa para hacer algunas precisiones. ¿Recuerdan aquel famoso salto del presidente Danilo Medina sobre un charquito en una comunidad rural de la República? elCaribe publicó&#8

La hora dura del debate sobre las visitas sorpresa ya pasó. Aprovechamos la causa para hacer algunas precisiones. ¿Recuerdan aquel famoso salto del presidente Danilo Medina sobre un charquito en una comunidad rural de la República? elCaribe publicó la imagen en portada, pero no adivinábamos hacia dónde marcaba el paso.

Apenas advertíamos después, cuando el presidente avanzaba con los encuentros cercanos con las personas que se estaba exponiendo demasiado y que la gobernanza se aproximaba más al despacho que a esos recorridos discretos.

Finalmente, el país supo que se trataba de unas “visitas sorpresa”, y que formaban parte de un plan. En ese trajinar, el Presidente lucía muy cercano a la gente. Hasta un litoral de la oposición llegó a aplaudirlo.

Pero los vientos cambiaron de curso y vinieron los ataques, que luego se tornaron excesivos, como la descalificación de las visitas sobre la base de que no llenan ningún cometido y de que las promesas no se cumplen.

La realidad es que esas visitas tienen su importancia. Cientos de personas tienen la oportunidad de acceder al crédito, mejorar su capacidad productiva o asegurar una fuente de trabajo. Por esa vía, el Presidente impulsa la equidad social, que es uno de sus propósitos.

Aunque acercan al mandatario a la gente, necesariamente no constituyen una plataforma de campaña. Al contrario, el presidente ocupa su tiempo libre con reducidos grupos poblacionales. Su impacto queda limitado a veces estrictamente a la localidad que visita.

En consecuencia, las visitas tienden a aislarlo de los grandes polos urbanos donde se concentran los grandes núcleos poblacionales y se deciden las elecciones.

Llevar las visitas sorpresa a las ciudades sería un error táctico porque en un escenario de esa naturaleza definitivamente no podría a atender tantas demandas insatisfechas.

En la dinámica de una campaña electoral, la comunicación de amplio espectro tendría que ocupar un espacio en la agenda del presidente candidato.

El presidente Medina debe continuar sus visitas sorpresa, pero debe tener en cuenta a los pobladores del resto de la República, quienes también esperan.

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