Bosch, Sócrates y Arturo: un paralelismo dimensional

El Rey Arturo, de quien se ha tejido más de una leyenda para probar su existencia y su hipotético reinado en el siglo VI de Inglaterra, sentencia en uno de sus pensamientos más deslumbrantes, que un gobernante debe tener las virtudes de inteligencia,&#

El Rey Arturo, de quien se ha tejido más de una leyenda para probar su existencia y su hipotético reinado en el siglo VI de Inglaterra, sentencia en uno de sus pensamientos más deslumbrantes, que un gobernante debe tener las virtudes de inteligencia, honor y lealtad. A decir de la tradición ética moderna del ejercicio del poder, toda práctica del mismo debe estar orientada por estos valores. En la cultura política dominicana, es todo lo contrario y, el ejercicio de nuestro quehacer político se ha constituido en la antítesis de esta visión clásica pura y universal del poder: al tramposo, mentiroso y marrullero es a quien mejor le va.

Bosch como el filósofo ateniense Sócrates, concentró su atención en la problemática del hombre, o de la persona humana. Tanto el uno como el otro tuvieron la determinación y voluntad de unir íntimamente el discurso teórico sobre la virtud (decencia) con su elección personal de vida. Sócrates y Bosch, comparten dos experiencias de vida de un pensador que gestan un paralelismo en su cosmovisión humanista: Por un lado la centralidad en cada uno de la ética como virtud superior del individuo y, por el otro, la cantidad de discípulos, de manera particular jóvenes, que se adhirieren a la forma de pensar de ambos. A pesar de este paralelismo hay una diferencia en la forma diametralmente opuesta de concebir la democracia.

Para Sócrates la democracia es el peor de los sistemas políticos, en este sistema-dice él- cada quien busca su interés personal, no hay un fin común, todos tienen un fin individual, no los une nada, Sólo en la tiranía hay un fin común, su destrucción. Para Bosch es todo lo contrario. Bosch dice de la tiranía es un molde de hierro con tres aspectos: el político, el militar y el económico, en el que los dos último buscan garantizar el primero (político). Contradiciendo así la tesis socrática, indica que la democracia se funda en la acción colectiva o voluntad popular, dice Bosch: “La fundación de una democracia requiere otra actitud, pues para establecer un sistema democrático no hay sino una base firme: el reconocimiento de que la voluntad del pueblo es sagrada y sólo de ella debe partir la autoridad democrática.” (Juan Bosch, Crisis de la Democracia de América en República Dominicana, pág. 95).

¿Qué es lo que pone en peligro la unidad del Partido de la Liberación Dominicana, la unidad de sus líderes o la disolución de los valores que garantizan la libertad democrática partidaria?

La visión de una democracia integral en la que el pensamiento, el lenguaje y el método actúen como una unidad sistémica fue la gran obra de Bosch, por eso su sistema de organización (organismos) posibilitó una estructura coherente llamada PLD. El esencialismo ético y la mayéutica de Sócrates, el materialismo histórico y análisis de Karl Marx, el positivismo hostosiano y el estructuralismo de Ferdinand Saussure son el eclético y complejo sistema de ideas que estructuran el pensamiento de Bosch, visión sistémica y el modelo partidario; que no es el modelo del danilismo. Son estas las influencias en Bosch, de la Filosofía del lenguaje de Saussure, que cito:

“La estructura es la lógica interior que regula la interdependencia de los componentes de un sistema y hace que cada mutación se traduzca de inmediato en un cambio de todos los demás componentes y de todo el conjunto. Mientras que un agregado (montón de piedras, por ejemplo) es simplemente cumulativo (integrado por elementos independientes del todo), en una estructura estos elementos están subordinados a la ley de composición, que caracteriza el sistema como tal”. (Saussure, Estructuralismo. Atlas Universal de Filosofía, pág. 510. ñ)

La conducta democrática de Bosch se pone de manifiesto en las convenciones celebradas en 1962 para seleccionar los candidatos del PRD, queda marcada, esta conducta, por el autoaislamiento que se impuso al retirarse a un lugar desconocido por sus compañeros, para no ser consultado o influir en su elección; porque tenía la convicción de que a caminar se aprende dando pasos, a la democracia se aprende practicándola. Bosch, el rey Arturo y Sócrates selénico, tuvieron en común en el ejercicio del poder actuar sobre la base de valores, que es lo que no ha entendido el nuevo liderazgo político nacional.

En este mismo contexto, la unidad del PLD no se restaura por los acuerdos del desacuerdos entre Danilo Medina y Leonel Fernández, como promueve Franklin Almeyda, sino por el respeto de la democracia interna y el reconocimiento de los derechos de todo el conjunto en el sistema partidario. En el PLD no habrá unidad sin democracia.

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