Globalización

Desde 1950 hasta el 2000, el comercio entre las naciones se multiplicó por 20, y pasó a representar un 30 por ciento del PIB mundial. Este fenómeno se conoce con el nombre de globalización, y cambió la vida de la gente.

Desde 1950 hasta el 2000, el comercio entre las naciones se multiplicó por 20, y pasó a representar un 30 por ciento del PIB mundial. Este fenómeno se conoce con el nombre de globalización, y cambió la vida de la gente.Al facilitar las transferencias y derribar fronteras, el progreso de la informática jugó un rol estelar en su aparición. Porque la globalización no es más que vivir en un mundo conectado, donde niños franceses juegan con juguetes chinos, australianos beben vinos franceses (aunque en Australia se produzca buen vino) y mujeres árabes ven “Sex and the City”.

Todo esto asusta al que produce juguetes en Francia, que no puede competir con los chinos, y a moralistas defensores de las “buenas costumbres”. Entonces se actúa con miedo, y se dice, por ejemplo: “en China explotan a los que fabrican juguetes. Impidamos esa injusticia, y pongamos un impuesto (arancel) a todos los juguetes que vengan de China”.

A este tipo de trabas “éticas” a la globalización se les llama “hipocresías arancelarias”, porque no son más que intereses (disfrazados de buenas intenciones) de un grupo que no quiere reinventarse y competir. Poco le importa de qué vivirían los trabajadores chinos si no se les “explota”.

A pesar de estas hipocresías y de otros pataleos, la globalización es un proceso imparable (y no una cuestión de “estar de acuerdo”). Nadie se imagina ya dejando de comprar esos juguetes, o tomando vino de Neyba, o no usando el internet. La gente se expuso “a lo mejor” y para atrás no va a volver.
¡Y qué bueno que así sea!

Porque la globalización ha mejorado la calidad de vida del ciudadano común (cuánto le hubiese gustado al antiguo emperador tener un celular). Porque ha enganchado a millones de personas a la prosperidad. Porque gracias a lo que han podido vender al mundo, países como China e India podrían convertirse en potencias.

Y porque la globalización es, al mundo de hoy, lo que la Revolución Industrial al siglo XVIII. ¡Un gran avance!

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