Cuba, la fruta prohibida

En estos momentos el país está enfrascado en un proceso electoral. Los que están en el Gobierno o los que están en la oposición centran la atención en la campaña y la población entra en una especie de paralización que parecería que lo único&#82

En estos momentos el país está enfrascado en un proceso electoral. Los que están en el Gobierno o los que están en la oposición centran la atención en la campaña y la población entra en una especie de paralización que parecería que lo único importante son las caravanas y las visitas a comunidades de las que sólo recordamos en esta época.

Sin embargo, como decía un personaje radial muy famoso “la vida no se detiene, prosigue su agitado curso”.

Desde el momento que Estados Unidos decidió reestablecer relaciones con Cuba, nuestro vecino se convertía en competencia y oportunidad.

Un gran amigo y experto en política internacional y Cuba, una de sus áreas de gran experiencia, afirma que como país no podemos perder la gran oportunidad de un mercado virgen.

Se han hecho algunas visitas, otras se han suspendido por falta de planificación o por desconocimiento de cómo funciona la burocracia cubana.

La reciente visita del presidente Obama acelera el intercambio comercial, pone a muchos inversionistas que pudieran tener ciertas dudas acelerar sus proyectos.
Sólo hay que pensar que con su limitada infraestructura hotelera reciben la mitad de los turistas que nosotros recibimos al año, en un sector donde el trabajo del sector oficial y del privado ha ido de la mano en una excelente promoción de nuestro país.

Hay que tener claro que Cuba tiene ventajas sobre nosotros. Mejor educación, mejor salud, un aparato estatal muchísimo más pequeño, salarios muchísimos más bajos que aún cuando no podrán mantener para siempre porque la calidad de vida y consumo de los cubanos irá mejorando con la propia apertura.

A diferencia nuestra, su economía es barata, nosotros somos una economía en vía de desarrollo, tenemos patrones de consumo de sociedades desarrolladas. Un exceso de gastos, tanto del Gobierno como del sector privado, con la diferencia que unos lo hacen con sus recursos y otros con los impuestos que cada día alcanzan menos.

Mientras los cubanos viven con pocos dólares, nosotros tenemos salarios mínimos escasos contra salarios oprobiosos que nunca parecen ser suficientes.
Mientras gastamos millones en campañas electorales, lo poco que tienen los cubanos lo invierten en salud.

Cuba representa una gran oportunidad para nosotros, que en vez de buscar nuevos tratados con Chile, México o Perú, tenemos unos vecinos con características culturales muy comunes, donde podemos no sólo aprovechar la cercanía sino nuestras habituales buenas relaciones y afectos.

En otros países cercanos se nos desprecia porque prefieren productos norteamericanos, el cubano nos aprecia y gusta consumir lo producido aquí.
Cuba recibirá importantes inversiones para infraestructura y ahí podremos suplir materiales para la construcción que producimos en cantidad y calidad.

Muchas veces perdemos el tiempo en misiones y visitas, en esta oportunidad podemos crear una relación que convierta a las dos islas en las potencias del Caribe y Latinoamérica.

Recordemos que como fruta prohibida, Cuba atraerá la atención del mundo; si nos descuidamos, como lo hemos hecho en múltiples oportunidades, seguiremos teniendo la mitad de nuestra población viviendo por debajo del índice de la pobreza. 

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