A Félix Sánchez con cariño

Félix Sánchez dijo ayer adiós a las pistas de atletismo y sus carriles, donde le dio a la República Dominicana gloria imperecedera.

Félix Sánchez dijo ayer adiós a las pistas de atletismo y sus carriles, donde le dio a la República Dominicana gloria imperecedera. Sánchez fue, es y siempre será nuestro campeón.

Tiene el privilegio de haber unido al país en varias ocasiones, especialmente en Atenas 2004, cuando los dominicanos siguieron cada salto en la final de los 400 metros con vallas hasta que por primera vez en los registros olímpicos sonaba nuestro himno por la conquista de un oro.

Ese jueves 26 de agosto las maquinarias se detuvieron para verlo dominar. Los corazones en los hogares criollos estaban en suspenso. Al final, mientras Sánchez estaba en la cima del mundo y con él nuestra bandera y nuestro canto patrio, la celebración fue al unísono.

Un competidor natural, Félix no se dejaba intimidar por obstáculos. Por eso, tras muchos golpes, cuando se pensaba que el implacable tiempo le había atrapado en sus redes, volvió a ser campeón olímpico en Londres 2012.

En ese entonces, pocos se la jugaban por otra presea dorada del “Súper Sánchez”.

Como los líderes guían a la multitud, ese lunes seis de agosto, Félix, con el recuerdo de su fallecida abuela, lloraba y muchos de nosotros también.

No siempre aparece un grande que es sencillo, aunque la verdad es que mientras más humilde, más grande se hace. Sánchez es una mezcla de sentimientos y mansedumbre. Fueron muchas las ocasiones que su rostro fue surcado por las pruebas innegables del alma.

El también dos veces monarca del globo era auténtico sin importar que, tanto ayer como hoy, estemos en un mundo de antifaces.

Quien ayer anunciara su retiro en una videoconferencia en el Comité Olímpico Dominicano lo hizo como los hijos de la mar: libre de equipaje. Su nombre nunca estuvo asociado a inconductas ni a sustancias prohibidas.

No nació en la República Dominicana, pero es más dominicano que cualquiera. Su corazón no cabe en el mismo estadio que lleva su nombre. Ahora más que nunca pertenece, con rango de cinco estrellas, a nuestra historia.
Mis respetos, campeón, mis respetos.

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