Así no se negocia

Como ha sido costumbre desde el inicio de su gestión, el presidente Danilo Medina ha dado nuevamente muestras fehacientes de su capacidad de concertación, siempre que las circunstancias lo ameriten. Y este es el caso de la situación…

Como ha sido costumbre desde el inicio de su gestión, el presidente Danilo Medina ha dado nuevamente muestras fehacientes de su capacidad de concertación, siempre que las circunstancias lo ameriten.

Y este es el caso de la situación suscitada con la exigencia de los médicos para que las autoridades mejoren su escala salarial, y cumplan con una serie de demandas, discutidas en diversas reuniones realizadas con el fin de buscar una salida satisfactoria para las partes involucradas. Aunque en principio el diálogo entre el Gobierno y los médicos lucía estancado por falta de entendimiento, finalmente el primero lanzó un ramo de olivo presentando una propuesta salarial que ha sido acogida con beneplácito por distintos sectores de la vida nacional.

El Gobierno propone un incremento de un 25 por ciento al salario de los médicos, más otros incentivos que se irán cumpliendo en función de criterios y lineamientos definidos en el documento elaborado por la comitiva que representa a las autoridades.

Esta propuesta fue socializada por el Gobierno, para que la sociedad dominicana sea parte de un diálogo que se desarrolla de manera abierta y transparente. Sin embargo, los médicos se destapan ahora con el rechazo rotundo a esta propuesta.

Y, paradójicamente, uno de los puntos más polémicos (obviamente desde el punto de vista de los profesionales de la salud) es el requisito del cumplimiento estricto del horario de trabajo.

Esta respuesta ha regresado a cero las discusiones que creíamos encaminadas. A los médicos les asiste todo el derecho a reclamar mejoras para su clase. Eso lo entendemos. Lo que es difícil de comprender es que los representantes de ese sector asuman una actitud hasta cierto punto irracional, máxime cuando su descontento tiene que ver con funciones que son inherentes al trabajo que deben realizar los médicos en los hospitales y que es lo que ha llevado a otros centros hospitalarios a poder presumir de excelencia de gestión.

Si bien es cierto que la población entiende justa la lucha de esta clase para introducir cambios laborales que la beneficie, también vale recordar que ha sido crítica con el comportamiento de decenas de médicos que apenas cumplen con los horarios establecidos, y que muchos de ellos tienen incluso varios trabajos y esto les impide realizar de forma más eficiente las labores encomendadas.
El país debe apoyar los esfuerzos y las buenas intenciones del Poder Ejecutivo para que los médicos reciban un trato digno. Pero hay que deponer actitudes, que contradicen, incluso, el Juramento Hipocrático que asumen al momento de recibir el título que los acredita como profesionales de la salud y que, además, poco o nada aportan al diálogo constructivo. Así no se negocia.

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