El sistema de partidos: ¿Más fuerte o más débil después de elecciones?

Un balance a grandes rasgos del resultado de las elecciones del pasado 15 mayo al sistema de partidos daría la idea, en principio, de que el sistema de partidos políticos resultó fortalecido. Ahora, hay cuatro partidos mayoritarios en lugar de…

Un balance a grandes rasgos del resultado de las elecciones del pasado 15 mayo al sistema de partidos daría la idea, en principio, de que el sistema de partidos políticos resultó fortalecido. Ahora, hay cuatro partidos mayoritarios en lugar de tres que se habían mantenido hasta las pasadas elecciones, son el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Partido Revolucionario Moderno (PRM), el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Además, por primera vez, dos partidos minoritarios, el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC) y Alianza País obtuvieron representación congresual sin alianzas al obtener cada uno un diputado nacional, lo que da más diversidad y pluralidad a la representación congresual.

Además, ninguno de los 26 partidos políticos que participaron en las pasadas elecciones perdió su reconocimiento, lo que también es bueno para el sistema de partidos políticos dominicanos.

Si evaluamos el comportamiento postelectoral de los partidos políticos se puede observar que llevan un buen ritmo, los que están en la oposición, encabezados por el PRM y el PRSC, están haciendo su papel de contrapeso y el oficialista partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha entrado en un proceso de fortalecimiento interno de la mano de su presidente, Leonel Fernández.

El declive preelectoral

Previo al certamen electoral el proceso político sufrió por la falta de democracia interna en los partidos, la mayoría no hizo primarias para escoger a sus candidatos y los que la celebraron parcialmente como el PLD, quedó fuertemente cuestionado por hechos de violencia e incluso irregularidades.

El PLD además atravesó por una crisis producto de la reforma constitucional, que obligó a la firma de un pacto entre su dirigencia, que lesionó su imagen.

También fue el año en que el partido más grande del país y el más viejo dejó de protagonizar las contiendas electorales para ser un partido bisagra, luego de la alianza con el PLD y su apoyo a la reforma constitucional para permitir la reelección del presidente Medina.

El PRD llegó a esa situación luego de atravesar por una profunda crisis interna que dio lugar al nacimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que si bien salió bien parado de las elecciones y tuvo buen desempeño electoral para ser un partido nuevo, está muy lejos de ser el partido fuerte y la maquinaria electoral que fue el PRD por más de 75 años en el escenario electoral del país.
Pero ¿esos indicadores reflejan un fortalecimiento del sistema de partidos del país?

Para el politólogo y catedrático Freddy Ángel Castro, en el pasado proceso político el sistema de partidos lejos de fortalecerse quedó debilitado. “No se puede pensar en las elecciones para evaluar el sistema de partidos y hay que visualizar a todos los sistemas y cuando vemos el quiebre del PRD como el principal partido de oposición con eso el sistema no sale fortalecido”, afirmó.

Un segundo elemento que agrega el especialista sobre la debilidad que afirma afecta al sistema es la falta de democracia interna en las organizaciones.

“Cuando se evalúa la democracia interna de los partidos políticos, no funciona, y lo que hay es una acumulación de situaciones que lo que puede generar explosión, es decir, que la crisis reviente desde dentro como le pasó al Partido Revolucionario Dominicano”, vaticinó Castro.

Sin embargo, no deja de reconocer el avance que lograron los partidos en términos de representación en los pasados comicios. “También hay que preguntarse si los partidos políticos tienen mayor o menor credibilidad en la democracia dominicana, la verdad es que no, los partidos políticos no tienen hoy un mayor nivel de credibilidad en la sociedad dominicana”, dijo.

Fue enfático en aclarar que las votaciones no tienen que ver con la institucionalidad partidaria que son de los elementos fundamentales para medir la calidad de la democracia. Castro señala que a pesar de los esfuerzos que hace el PLD para aplicar las resoluciones atrasadas del VIII Congreso, lo cierto al interior de la organización es que está dividida entre dos bandos, el del presidente de la República, Danilo Medina, y el presidente de la organización, Leonel Fernández.

“No se puede pensar que ya el proceso pasó, que todo está bien y las heridas se curaron, eso no es así, porque en política la secuencia de los hechos quedan, calan y afectan la dinámica política”, advirtió el politólogo. Incluso, Castro prevé que a lo interno del PLD habrá una lucha tan fuerte como la que se dará por la candidatura presidencial, por el tema de la ley de partidos políticos y si se incluyen o no las primarias simultáneas.

El sector del presidente Medina estaría de acuerdo que las convenciones de los partidos se hagan el mismo día, pero el sector de Fernández lo objeta y de hecho uno de sus principales colaboradores, Franklin Almeyda, advirtió que sería inconstitucional. Dijo que en el PRM también se aviva una lucha política, primero por los cargos internos en la convención que deberá realizarse el próximo año y luego por la candidatura presidencial. 

La ley de partidos, la esperanza para mejorar

La ley de partidos y agrupaciones políticas que los partidos del gobierno y oposición discuten en busca del consenso con la mediación de monseñor Agripino Núñez Collado, es la receta que todos los sectores, partidistas y no partidistas, para poner fin a los males que afectan al sistema político dominicano. Las principales quejas de los dirigentes de los partidos y entidades de la sociedad civil son los altos costos de las campañas políticas, los tiempos que se toman y la falta de democracia interna en las organizaciones, en especial para escoger a los candidatos a las distintas posiciones cada cuatro años. La organización de los Estados Americanos (OEA) en su informe sobre observación electoral criticó la metodología de distribución del financiamiento público a los partidos, debido a que el 80% de los recursos se queda en los partidos mayoritarios, según la ley electoral 175-97. 

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