La Dirección de Comunicación del Gobierno ha lanzado una campaña electrónica acerca de los accidentes de tránsito. Es sencillamente sobrecogedora. Las escenas filmadas por cámaras que recogen accidentes de tránsito en las zonas urbanas, particularmente en el Distrito Nacional, son dramáticas y conmovedoras. También asustan y obligan a reflexionar acerca de la liviandad con que ocurren los hechos trágicos; cómo una persona al frente de un guía, de un volante de un vehículo se desplaza sin miramientos, a cualquier hora del día, a toda velocidad, en una esquina, con el semáforo en rojo. Se lo lleva, y termina en un fatal impacto que estremece todo. Hasta a quienes, días, semanas, meses después ven la pantalla desde su terminal. Nada justifica un tipo de accidente nada fortuito, sino la expresión de una locura de pobladores urbanos con o sin licencia para conducir un aparato que de pronto se convierte en un instrumento letal.
Esos hechos así develados son los que confirman por qué República Dominicana es la tierra líder en accidentes de tránsito en el mundo, con la alta tasa de 41.7 muertes por accidentes por cada 100 mil habitantes. Casi triplicamos la media de América Latina (16 por cada cien mil habitantes).
Todo eso pese a que con sus limitaciones, la ley 144-99, que modifica la ley 241 establece un régimen de sanción que conlleva prisión para quienes provocan accidentes de tránsito por torpeza, imprudencia, inadvertencia, negligencia o inobservancia de las leyes y reglamentos relativos al tránsito.
Los dominicanos no queremos entender las implicaciones que entraña el manejo irresponsable, atrevido, abusivo. Atenta contra la vida de quienes actúan así, y cruelmente contra personas inocentes, ajenas a esos temerarios y violentos en las vías públicas.
Muy bien por la Dirección de Comunicación por la campaña. Debe ser parte del plan del que ha hablado el gobierno, de trabajar la seguridad vial como uno de los ejes o componentes de la seguridad ciudadana que nos preocupa a todos.
La campaña electrónica por las redes debe ser proyectada en otros planos. ¡En hora buena!
