Teresa Herrera arrancó su exposición con una pregunta al escenario: ¿Algún hombre les ha dicho en la calle cosas impropias, o ha intentado acercarse a su cuerpo?
No hubo una dama que no levantara la mano en esta XVI reunión del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con la Sociedad Civil que se celebró este martes y miércoles en Santo Domingo. Herrera, coordinadora de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica, ha dado con la clave, con el origen de la violencia doméstica. Desde su punto de vista, es la naturalización de los roles dispares entre hombres y mujeres.
“Es natural que una mujer diga ‘ay cómo me ayuda (su pareja) y me lava los platos. Me lava los platos’ como si los platos fueran solo de ella… Las mujeres son las que tenemos los peores empleos, no porque seamos tontas, sino porque cuando nos tienen que emplear lo primero que nos preguntan es si vamos a tener hijos, y si los tenemos seguramente somos las que nos ocupamos de ellos… Somos nosotras que tenemos el tiempo para darnos cuenta si falta el papel higiénico. Eso lo tenemos absolutamente naturalizado, ese es el origen de la violencia doméstica, que tenemos naturalizadas las relaciones de género totalmente dispares, no equitativas”, analiza Herrera.
La investigadora uruguaya que ayer abordó la relación entre género y seguridad ciudadana resaltó que la violencia hacia las mujeres se arrastra con la historia misma y es recién ahora cuando está en las esferas públicas.
“Antes era un problema privado. ‘Oh como vas a opinar si fulanito le pega a su mujer y además, si fulanita se queda por algo será’. Porque no hay empatía con las mujeres vivas que sufren violencia, tenemos mucha empatía con las mujeres muertas que sufrieron violencia, pero no con mi vecina, mi amiga, con mi prima…” se quejó. Herrera hizo un llamado a romper con la naturalización de estas diferencias y asumir la violencia contra las mujeres como un problema suyo, no de la víctima.
Aquí el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mostró una serie de números que reflejan el gran problema que enfrenta el género femenino en Latinoamérica y el Caribe. Una de cada tres mujeres ha sufrido o va a sufrir violencia por parte de su pareja, el 29% de las asesinadas en la región murieron a manos de su pareja o un familiar, dos de cada 10 mujeres justifican el golpe al menos por una razón, y solo 14% de las mujeres que sufren violencia lo denuncia. Uruguay, de donde es Teresa Herrera, tiene 30 mujeres muertas por año y una población de poco más de tres millones de habitantes. República Dominicana, que ya supera los 10 millones de habitantes, registró 77 feminicidios en 2015.
