Cholacolate blanco, una delicia que seduce al paladar

Si pensamos en chocolate, generalmente la primera imagen que nos viene a la cabeza es la del chocolate negro o la del chocolate con leche (que son, ciertamente, chocolate propiamente dicho); pero si nos dan unos segundos más aparece en nuestra mente&#823

Si pensamos en chocolate, generalmente la primera imagen que nos viene a la cabeza es la del chocolate negro o la del chocolate con leche (que son, ciertamente, chocolate propiamente dicho); pero si nos dan unos segundos más aparece en nuestra mente otra variedad de este delicioso alimento, como, por ejemplo, el chocolate blanco.

El proceso de elaboración de este chocolate es completamente idéntico que el de los otros chocolates, alterando las proporciones de los componentes de los mismos, añadiendo otros en su caso (como vainilla y lecitina de soja o sintética).

Así, el chocolate blanco, que muchos consideran que no es chocolate, por estar elaborado a base de leche, manteca de cacao y azúcar, es también un postre que seduce los paladares más exigentes. En cuanto a su textura, es más blando y menos crujiente que el chocolate normal y se derrite fácilmente en la boca.

Este alimento aporta grandes cantidades de calcio (por lo que es altamente recomendado en situaciones como las del embarazo), al igual que mayor cantidad de calorías y energía (al ser rico en hidratos de carbono y grasas) que el resto de los chocolates (recordar que cuanto más rico en cacao sea el chocolate, aportará menor cantidad de calorías), manteniendo igualmente importantes aportaciones nutritivas. Las proporciones de los nutrientes del chocolate blanco pueden variar según el tipo y la cantidad del alimento, además de otros factores que puedan intervenir en la modificación de sus nutrientes.

Como tiene una alta cantidad de calcio, el chocolate blanco es un alimento bueno para los huesos y es muy recomendable su consumo durante el embarazo, puesto que en estas etapas nuestro organismo lo consume en mayor medida.

El sabor del chocolate blanco es bastante dulce (junto con el chocolate con leche es el favorito de los niños), y debido a su color (y a su sabor) se ha convertido en un importante elemento tanto degustativo como decorativo en las composiciones de repostería. 

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