Leonel pone circulación documento histórico La Carta al Rey, enviada en 1788 por los colonos

En un acto encabezado por su presidente, Leonel Fernández, la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) puso el circulación el documento histórico “La Carta al Rey, enviada en 1788 por los colonos de Saint-Domingue a Luis XVI”, en el&#82

En un acto encabezado por su presidente, Leonel Fernández, la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) puso el circulación el documento histórico “La Carta al Rey, enviada en 1788 por los colonos de Saint-Domingue a Luis XVI”, en el Palacio de Boguellá, de la Ciudad Colonial.

Previo a la presentación, en un encuentro privado, Fernández recibió el documento original de “La Carta del Rey”,  entregado por el coleccionista y mecenas Iskandar Safa y su esposa Clarita de Safa.

El documento contiene una versión en español y una en francés de la carta enviada el 20 de abril de 1788 al Rey Luis XVI, atribuida a Laurent-François Le Noir, Marqués de Rowray. También, 16 hojas de firmas de los habitantes de las vecindades del norte de Saint-Domingue.

Luego se dio inicio al conversatorio. Fernández, expresidente de la República y acreditado intelectual, moderó el intercambio con los historiadores caribeños Frank Moya Pons, por Academia Dominicana de la Historia; Sergio Guerra, de la Universidad de La Habana; Jean Marie Theodat, de la Universidad de Haití, y el Fred Reno, de la Universidad de las Antillas.

En la introducción del conversatorio, el expresidente explicó que la carta enviada en 1788 por los colonos del norte de Saint-Domingue a Luis XVI buscaba que revertir la decisión de la Corona francesa que había dispuesto remover el Consejo Judicial Superior establecido décadas atrás en la ciudad de Cap-Francais, hoy llamado Cabo Haitiano, para instalarlo a Port-au-Prince, el Puerto Príncipe actual. Se esperaba la instalación de un tercer tribunal en la parte central de Saint Domingue, pero en lugar de ello, el Rey decidió el traslado y no crear un tercer tribunal

El malestar que creo en los colonos esa decisión, indicó Fernández, se recoge en la carta, en la cual, precisó, estos no se enfrentan al Rey, sino que se hace una defensa de los intereses de los colonos “de una forma muy elegante y diplomática, en la que se manifiesta fidelidad y sumisión al Rey”.

Tras la introducción, Fernández dio paso al intercambio con los historiadores, para explicar con ellos el significado histórico del documento y el impacto que logró. Estos coincidieron en resaltar el valor del documento por la manera precisa en que muestra las características de esa sociedad, con una economía de las plantaciones, sustentada en la más grande población esclava de la época colonial.

También resaltaron que la misiva deja ver el  proyecto de autonomía que germinaba en la colonia más rica de Francia en esa época.

El conversatorio trajo a colación el temor que durante el momento en que se envió la carta invadía a los blancos por una posible rebelión de los esclavos, la cual se hizo realidad luego con la revolución haitiana.

La doctora Delia Blanco, quien coordinó la edición de la obra y su traducción,  junto a la Editorial Funglode, dijo que el conversatorio celebra un documento entregado a Funglode como fondo de sus colecciones para que investigadores, intelectuales de todas la ciencias humanas y políticas puedan nutrirse de una visión de la historia traída por el testimonio de aquellos que fueron los colonos de Saint-Domingue, fieles servidores de la monarquía francesa de Luis XVI.

Agregó que  permite compartir los comentarios y aportar las luces de historiadores científicos del conjunto del caribe, ya que la historia de Saint-Domingue tuvo una repercusión universal, empezando con la abolición de la esclavitud en Haití y la creación de la primera República negra del nuevo mundo.

Moya Pons dice en el prólogo del texto que “somos afortunados de poder leer este documento, pues además del tema legal y administrativo que lo motivó, los redactores del mismo y sus firmantes dejaron una clara descripción de los trabajos y dificultades que implicaba viajar de un lado a otro en Saint-Domingue, en especial desde Cap-Francais a Port-au-Prince, cruzando de norte a sur las cordilleras, a lomo de caballo, cruzando ríos hinchados por las lluvias, desfiladeros y peligrosos senderos resbalosos.

Agrega que esta descripción y otros que se verán en la misiva ofrecen, a más de 200 años de distancia, un retrato geográfico y ecológico de la parte occidental de la isla de Santo Domingo, impactada por más de un  siglo de talas y fuegos forestales y del establecimiento de plantaciones tropicales.

También expresa el historiador que la carta, aunque se refiere a un momento muy específico de la historia de la desaparecida colonial de Saint-Domingue, puede servir de punto de partida para explicar las grandes contradicciones internas de aquel territorio, así como la separación de intereses entre la Corona y sus súbditos, entre colonia y metrópoli, y entre amos y esclavos.

En su colofón, Moya Pons manifiesta su esperanza en que la publicación “estimule a los interesados en la historia de esta isla a investigar más profundamente las causas ocultas de la revolución haitiana, particularmente aquellas que estuvieron relacionadas con las contradicciones internas de los colonos franceses.

“No debe olvidarse –concluye- que esas contradicciones contribuyeron decisivamente a precipitar el levantamiento de los esclavos, en 1791, que llevó a la abolición de la esclavitud, en 1793, y a la proclamación de la independencia de Haití, en 1804”.

Ante intelectuales, historiadores, entre otras personalidades invitadas al encuentro, Moya Pons, quien escribió el prólogo de la publicación, se refirió al valor histórico del documento, traducido del francés para la edición del libro, por iniciativa del presidente de Funglode, con la coordinación de la doctora Blanco.

Guerra, por su lado, dijo que el texto muestra las principales exigencias de la elite blanca de Saint- Domingue, que consistían entonces en la legalización del comercio  internacional,  la  reforma  de  los  tribunales  y  de  la  administración,  el mantenimiento de la trata y la esclavitud, así como el saneamiento de sus finanzas”, explicó el historiador cubano.

Los habitantes de la Parte Norte de Santo Domingo, los plantadores  esclavistas  develan  su  verdadero  objetivo -concluyó-  más  allá de  la  simple  revocación  del traslado  del  tribunal  del  Cap  a  Port-au-Prince,  que  no  es  otro que  conseguir  el  control  del gobierno colonial, para que todas las leyes y decisiones importantes se adopten con su activa participación. En pocas palabras, exigen en la práctica la autonomía de Saint-Domingue.

Theodat se enfocó en la historia del norte y del sur de Saint-Domingue, para explicar el contexto en que se produjo el documento. Calificó de excelente la carta porque ofrece una idea sobre la situación de los colonos, sus ideas y temores ante eventuales sublevaciones de los esclavos.

Reno dijo que el documento es un lamento de los fieles al Rey.  Apuntó que tres años antes de la publicación de esta carta, el Marqués de Rouvray  señalaba que la única manera de anticipar una insurrección de esclavos era concediéndoles derechos para asegurarse de su lealtad.

Este documento es un lamento de los fieles al Rey, manifestó y agregó “ellos se viven como propiedad del Rey y llevan un método de conciliación con una presión medida pero determinante y presente. El documento contiene las dimensiones universales del poder”.

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