Fumigación manual: una actividad que se tambalea cada vez más

Mantener sana una cosecha agrícola no siempre es una tarea fácil y si se trata de grandes extensiones entonces el trabajo puede tornarse mucho más complejo.

Mantener sana una cosecha agrícola no siempre es una tarea fácil y si se trata de grandes extensiones entonces el trabajo puede tornarse mucho más complejo. En las fincas dominicanas es común desde el pasado ver a un obrero con una bomba al hombro y con unos movimientos de brazos que parecen interminables. Así va recorriendo decenas de tareas, a veces cientos; mojando todo delante y por los lados, aplicando pesticidas y todos los componentes que requiere una cosecha para llevar una vida sana y para dejar buenos dividendos a su dueño. Pero esa labor manual va camino a desaparecer con la incursión de aviones que garantizan más rapidez y control fitosanitario.

De acuerdo con informaciones del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), colgadas en su página web, en República Dominicana hay nueve empresas dedicadas a la aerofumigación, que son: Aeroactividades Agrícolas, S.R.L, que tiene su domicilio en la calle Amelia Francasci número 48, Los Prados, Santo Domingo; Aeroservicios del Valle, C x A, ubicada en Sabana Rey, Kilómetro 17, La Vega; Compañía de Aspersiones Aéreas, CxA (Codeaca) ubicada en el municipio Esperanza; Fumigaciones Aéreas, C X A. (Fumar) que funciona en el Aeródromo, Angelina, Cotuí; Fumigaciones Aéreas del Caribe (Fumca), ubicada en la calle Principal 182, Valverde; Kellisa II, S.A, ubicado en Villa Vásquez, Montecristi; Superior Aviation, S.R.L, ubicado en la calle Colón número 24 Montecristi; Servicio de Vuelo Bailey, S.R.L, también ubicado en la calle Colón número 24, Montecristi, y Agricultura Aérea, S.A. (Agriasa), ubicada en Valverde,Mao.

Generalmente, los grandes productores de arroz son quienes demandan fumigación aérea, pero también lo hacen aquellos que cosechan yuca, banano y plátano. En el caso de los propietarios de pequeñas porciones, la actividad se sigue haciendo manualmente porque para éstos la tecnología no está al alcance por una cuestión de costo. El costo de fumigar una tarea, por ejemplo, en la Línea Noroeste del país ronda US$1.10 (en el caso del banano), que traducido a la moneda dominicana equivale a 51 pesos con 20 centavos, calculados a la tasa de ayer. En otros puntos del territorio nacional podría costar menos. En arroz el precio es menor. En Angelina, por ejemplo, ronda los 40 pesos. Cuando la fumigación es manual cuesta entre 10 y 12 pesos por debajo de la aérea, de acuerdo con informaciones ofrecidas por algunos productores consultados, pero la efectividad no es la misma.

“Después de 200 o 300 tareas te resulta más hacer la aplicación con avión. A veces ocurre que si te buscas una persona que te fumigue, éste te dice que el producto le rindió más al andar cada tarea, pero resulta que al final el resultado es bajo”, indica el ingeniero agrónomo Fabio Toribio, gerente de Finca Juliana, de Montecristi. En algunas fincas bananeras se realizan por año entre 19 y 20 aplicaciones. “El 98% de los productores de banano que hacen aplicaciones, optan por lo aéreo”, calcula Toribio, en conversación telefónica con este diario. En el país el uso y control de plaguicidas está regulado por la ley 311 del 24 de mayo de 1968.

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