Santo: el hombre que le da valor al reciclaje

Santo Alexis Sánchez es un hombre al que la matemática le funciona bien. Reside en una casa pequeña, pero ha sabido habilitarla y dividirla para un taller de artesanía que posee y para colocar los trastes del hogar.

Santo Alexis Sánchez es un hombre al que la matemática le funciona bien. Reside en una casa pequeña, pero ha sabido habilitarla y dividirla para un taller de artesanía que posee y para colocar los trastes del hogar.La tarea no le resulta fácil pero ha logrado sortear una cosa y la otra. Santo Alexis es un emprendedor nato e ingenioso que elabora todo tipo de obras con objetos y piezas de cosas que posiblemente otros botan. La artesanía que realiza es fundamentalmente de tipo religioso, entre ellas cruces, crucifijos, cuadros de la Virgen de la Altagracia, entre otros.

“Esto me surgió por una necesidad mayormente económica. Empiezo a elaborar productos generalmente religiosos y uso para ello materiales reciclados como tubos PVC, alambre dulce, cables de alta tensión, clavos, resina, tubos plásticos, botellas plásticas, vidrios de botellas, caracoles, trozos de madera, tapas plásticas, en fin… todas las uso”, le dice Sánchez al equipo de prensa de elCaribe que acudió a conocer lo que hace, en el ensanche Luperón de Santo Domingo. Santo Alexis tiene 51 años de edad. De ellos ha dedicado diez a la actividad actual. No ha estado solo en el oficio; su esposa Josefina de León ha sido una pieza fundamental, según cuenta.

En el lugar donde opera Alexis Sánchez hay más optimismo y ganas de trabajar, que espacio para moverse. “Pero eso no me impide trabajar”, expresa, sin soltar interés en el tema ni por un instante.

Lo que hace el emprendedor del reciclaje es que al caminar por la calle “echa el ojo” por un lado y por el otro, mirando todo aquello que otros han desechado, pero que en definitiva es la materia prima para sus creaciones.

“Algunos compañeros que también reciclan, saben que estoy en esto y me suplen”. Santo Alexis, presidente de La Casita del Santo Rosario (un pequeño negocio que tiene en uno de los pasillos de la plaza Sambil, de Santo Domingo) es algo así como “un pie de amigo de los cabildos”, porque cuando recoge parte de los desperdicios en las calles, le ahorra un esfuerzo a esas instituciones.

Aparte del aporte que realiza en las calles, al quitar parte de la basura de ellas, su actividad no deja de ser un negocio. “Me ha ido bien en los últimos años, porque hemos encontrado un espacio donde vender el producto”, indica. Ese espacio al que hace referencia es la plaza comercial Sambil, que le ha acogido y permitido exhibir y vender lo que hace.

Alexis también participa en todas las ferias artesanales que se realizan en el país, como la de reciclado que realiza la plaza comercial 360, de la capital, y además en “El Mercadito de Ágora”. También ha estado en eventos sobre libros.

En Sambil, Santo Alexis oferta sus productos de forma permanente, porque ese establecimiento así se lo ha permitido. “Nosotros damos una contribución y ellos nos han facilitado un stand”, sostiene. Su esposa Josefina se encarga generalmente del manejo de la tienda de Sambil.

Obras que alcanzan para todos los públicos de RD

Cuando elCaribe le pregunta a Santo Alexis qué tan consistente puede ser un negocio, cuya materia prima depende en ocasiones de lo que otros botan, responde así: “Hay facilidades para conseguir material, lo que hay es que disponerse a buscarlo”. Los precios de las obras que realiza dependen del tipo de trabajo que desee el cliente. Significa que pueden existir precios que van desde los 100 o  200 pesos y hasta de miles de pesos. Santo tiene clientes fijos, entre ellos algunas librerías.

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