Keiry Calderón: la chica que intercambia ropas

En la capital dominicana el negocio de intercambio de ropa, especialmente de damas, lleva el sello Keiry Calderón.

En la capital dominicana el negocio de intercambio de ropa, especialmente de damas, lleva el sello Keiry Calderón. Con estudio en Administración de Empresas y una maestría en Comercio Internacional, realizada en España, esta joven de 26 años ha incursionado en una actividad que atrae bastante a las chicas que buscan siempre el buen vestir y permanecer a la mejor altura de la elegancia.

“Identificamos la necesidad que tienen las mujeres, con eso de tener una ropa y luego no querer repetirla. Y se presenta el tema de las redes sociales ahora, con esto de que tú publicas una foto y ya quemaste el vestido y no quieres seguir usándolo porque todo el mundo lo vio”, le dice la emprendedora al equipo de prensa de elCaribe, que visitó su establecimiento para conocer en detalle la actividad en la que incursiona.

“Lo que hicimos fue identificar la necesidad y decidimos abrir el negocio para brindar la solución a las chicas y chicos dominicanos”, expone, mientras espera las primeras clientas que se supone comenzarán a llegar desde la media mañana.

El negocio de Keiry Calderón y su novio Jeroham Milanes se llama Kiram –Exchange- y funciona de la siguiente manera: Las chicas, que son el mayor público, traen sus ropas, llenan un formulario de recepción… se les presenta una propuesta de precios por cada pieza que traen. A ese precio se le llama crédito y ese crédito le sirve a las clientas para pagar hasta el 50% en una pieza. Más directamente, si usted tiene mil pesos de crédito y quiere comprar una blusa que cuesta 500, paga solo 250 y los otros 250 se te debitan del crédito disponible.

Es algo así como que si la blusa, pantalón o zapato que usted llevó para dejar cuesta 10,000, pero usted quiere tomar una mercancía que cuesta 1,000, entonces le quedará crédito a favor para cuando regrese a realizar otra compra o intercambio. Preferiblemente la ropa que el cliente lleva debe tener poco uso. Casi siempre resulta ser así porque hay personas, por ejemplo, que compran un vestido para su cumpleaños y se lo ponen una sola vez, cuando probablemente realizaron una inversión de tres o cinco mil pesos en él.

“Empezamos en abril 16 del año 2016 y cuando abrimos teníamos alrededor de cien clientas. Ahora vamos casi por las tres mil. O sea, el negocio realmente es rentable y es interesante porque es diferente. Como ofrecemos una solución para que las chicas cambien el clóset, es positivo. Como ambas partes ganan, la dinámica es más interesante”, dice Keiry Calderón, sin soltar el interés en la conversación. En el local se observan colores tan diversos, como los clientes que acuden detrás de ellos. Hay calzados por un lado, zapatillas por el otro, chaquetas y prendas, todas colocadas de tal forma que para verlos todos hay que recorrer los distintos espacios de la tienda, abriendo una puerta y cerrando otra. Se nota que el establecimiento está cuidado y que se guarda cada detalle. La clientela de Kiram –Exchange- es una que va rotando, es decir, gente que va al negocio y vuelve y vuelve, aprovechando el crédito que permanentemente hay. “Como tienen la disponibilidad, guardan su crédito para después. A mí me pasa, que por ejemplo, los sábados a las seis de la tarde vienen chicas maquilladas, traen un vestido, pagan 500 pesos por otro y se van para la calle como si fuera todo nuevo. Se lo ponen aquí mismo”, explica la propietaria del establecimiento.

“Había escuchado de tiendas que compraban la ropa, pero para mí realmente eso nunca fue una oportunidad de negocios, porque la inversión es grande. No lo vi factible. Pensé en esta temática para mi cumpleaños de 2016, cuando compré un vestido rojo bellísimo (…). Me tiré fotos y bailé, pero al otro día me pregunté qué iba a hacer con el vestido. Al principio pensé hacer un club de ropa, pero después concluí con que las chicas no se sentirían cómodas con una ropa prestada, sino que prefieren comprarla”, rememora la emprendedora.

Y agrega: La pieza es mejor cuando tú la adquieres, por eso es mejor lo del intercambio”. La tienda actual de Keiry y Jeroham Milanes no es la primera. Antes tuvieron una en el sector Los Prados, de la capital, en un espacio más reducido. Para entonces realizaron una primera inversión de RD$450,000. La recogida de ropa la hizo Keiry con sus amigas y eso le permitió reducir costos. “Convoqué quince amigas y les dije que me prestaran cada una cinco piezas de su clóset. A cambio de eso les generé un crédito y les di respuesta cuando abrí la tienda”, recuerda. En el local de Los Prados la antigua tienda duró unos cuatro meses.

El lugar donde funciona ahora fue abierto el 16 de septiembre de 2016. La inversión en ese espacio fue de unos RD$700,000. Lo que hicieron los propietarios fue reinvertir la ganancia que habían logrado con la comercialización en el local antiguo. El actual es un espacio alquilado en el que pagan mensualmente RD$42,000; en el anterior pagaban RD$16,000. “Hicimos una inversión inteligente, porque dada la clientela que tenemos, era necesario mudarnos a un lugar más amplio”, asegura Keiry Calderón.

Los clientes que les siguen son de clase media trabajadora. “Es la clase que quiere ahorrar y que no puede darse el lujo de gastar el 40% de sus ingresos mensuales en ropa. Mercadológicamente hemos trabajado algunas estrategias para que, como mi novio y yo somos jóvenes y emprendedores, la gente se sienta también en empatía con nosotros. Hacemos sentir a nuestras clientas como parte del proyecto”, plantea Calderón.

Cuando elCaribe le pregunta si tiene marcas exclusivas que recibe en intercambio o marcas que rechaza, su respuesta fue esta: “Somos muy flexibles con el tema de las marcas. Yo particularmente no compro por marcas, para mí. Si encuentro una pieza bonita y de calidad media, la compro. Cuando la ropa se cambia tanto, una debe sopesar más con el tema de las marcas”. Keiry Calderón abrió una sucursal en Santiago en diciembre de 2016 y le está yendo bien. Tiene la intención de hacer la tienda tipo franquicia. “Esa es mi meta”, sostiene.

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