Si lo que usted busca no lo encontró en Villa Consuelo, sencillamente eso no existe. Por lo menos así dice la gente popularmente. Y razones tienen para llegar a esa conclusión.A la venta hay güiras, colchones usados, ropas de paca y nuevas, gafas, estufas de todo tipo, pedazos de madera, relojes, muñecas, vegetales y leguminosas. Se reparan cadenas, se venden pulseras baratas y otras de precios más altos; se ofertan tubos de agua, perfumes “de marca” e imitaciones, se venden sombreros y boinas para todos los gustos y colores y juegos de sala y comedor. La señora que está en la esquina comercializa pelo postizo, pestañas y uñas largas para las damas que las tienen cortas. Te venden afeitadoras para los que evitan el bozo y ofertan bozos para los hombres que los quieren.
En fin, Villa Consuelo es una de las máximas expresiones comerciales de la capital dominicana y una referencia que va más allá de la urbe capitalina. “Yo voy mañana a suplirme de mercancías en Villa Consuelo para luego revender todo eso y ganarme unos pesos”. Esta y otras expresiones suelen escucharse en diversos puntos del país, entre personas que se abastecen de ese punto de negocios, para comercializar en los lugares donde residen. Villa Consuelo es conocida -por lo menos en la capital-, como “el lugar de las importadoras”. Y en este país lo importado es percibido por las personas como una “marca”, no importa la nación extranjera de donde proceda la mercancía comercializada. Ese ingrediente hace a la comunidad atractiva para el comprador. En Villa Consuelo las mercancías son tan diversas como las personas que pernoctan cada día por ahí y tan variadas como los vehículos que forman “nudos” y tapones a toda hora del día.
“Por aquí siempre hay personas comprando. El tránsito pocas veces está liviano y es poco seguro que encuentres donde aparcarte. Tú te encuentras una persona que viene del Cibao a suplirse, o te encuentras a muchas personas que vienen de los distintos lugares de Santo Domingo en busca de todo tipo de cosas”, le dice a elCaribe el vendedor de sillas plásticas José Emilio Encarnación.
José Emilio lleva diez años en esa actividad, poco más que Julito Hernández, quien se inició hace tres o cuatro años en el negocio de zapatos usados.
Credenciales
El sector es nombrado desde hace unos años como “Villacon” y está comprendido entre la avenida 27 de Febrero en la parte sur, hasta la V Centenario al norte, así como la Hermanos Pinzón al este y la Tunti Cáceres hacia el oeste. Por cada lado de esos, los interesados se encuentran, en general, con productos de belleza, de cocina, planchas y tablas de planchar, talleres diversos, ferreterías, repuestos de vehículos, tiendas de ropas y de calzados, supermercados, farmacias y almacenes importadores.
La actividad comercial se ha ido expandiendo tanto -hacia todos lados- en el sector, que resulta difícil encontrar dos casas residenciales seguidas, sin que haya en medio un negocio formal o informal, de naturaleza distinta y de variedad de servicios y bienes para ofrecer. Villa Consuelo tiene una población de unas 28,621 personas, según datos oficiales.
“Es posible que haya menos, porque de aquí se ha mudado gente. Al ser convertida esta zona en comercial, resulta difícil residir por aquí y estar tranquilo”, resalta Ramón Espinosa, 51 años de edad. De ellos ha estado por 23 en el lugar.
En marzo de 2016 en Villa Consuelo había 38 barberías, 36 carnicerías o polleras, 33 farmacias, 29 botánicas, 36 puestos de repuestos de vehículos; 25 fábricas, 25 imprentas o editoras, 24 ferreterías, 23 relojerías y joyerías; 20 colegios privados, 20 talleres de herrería y soldadura, 18 estacionamientos, 18 talleres de refrigeración y 17 compra ventas.
