Inversión errónea ha retrasado despegue definitivo de Biovega

En los inicios de la obra, fueron adquiridos equipos que no se ajustan al ambiente local

En los inicios de la obra, fueron adquiridos equipos que no se ajustan al ambiente local

Dos años después de haber sido creado mediante resolución, y once años desde que se comenzaron a dar los primeros pasos y a comprar equipos para su construcción, el Laboratorio de Micropropagación de Plantas In Vitro (Biovega) no logra caminar al ritmo que se esperaba para estos tiempos.

Los primeros movimientos para la institución se dieron entre 2005-2006 (gobierno de Leonel Fernández), con la llegada de una serie de equipos que –posteriormente- se dañaron (una parte importante) sin llegar a usarse. Los equipos conformaban un sistema que no debió adquirirse en República Dominicana, porque está diseñado para países con temperaturas bajas, como es el caso de Holanda, según le explicó el ministro de Agricultura, Ángel Estévez, al equipo de elCaribe que visitó el lugar para conocerlo con mayores detalles.

El sistema al que hace referencia es uno en el que, por ejemplo, a las 12:00 del mediodía la temperatura sube hasta a los 65 grados. Por eso, precisamente, se le está haciendo la adaptación para enfriarlo más, en procura de evitar que las plantas mueran dentro de él.

El sistema de enfriamiento que se le está colocando es costoso. Hubo que instalar un componente de riego automático, que posibilita que una temperatura de 65 grados pueda cambiar a 10 grados en cinco minutos. También se han cambiado los sistemas de purificación que se habían instalado en el pasado.

Fue en 2014, cuando el presidente Danilo Medina realizó una visita sorpresa a una producción de abono orgánico a base de fermentación, que cruzó por el lugar donde está Biovega y pidió al Ministerio de Agricultura que pusiera a caminar el laboratorio. Se ha avanzado, pero el sistema de adaptación de los equipos que se trajeron no se ha podido terminar. “Pero lo estamos adecuando”, refiere Ángel Estévez.

Uno de los argumentos que justifican la existencia de Biovega es que la población dominicana crece y en la medida que lo hace aumenta la demanda de alimentos. A esto se agrega la disminución de terrenos de vocación agrícola, cuando se toman para otros fines, entre ellos la construcción de viviendas y de infraestructuras diversas.

El reto es producir más y mejor en menos tierra; usar mayor tecnología y dejar atrás los métodos del pasado; esos que limitan la capacidad de parir que posee la tierra y que al final llevan precarios resultados a los bolsillos del inversor.

El laboratorio de multiplicación in vitro busca guiar al productor por esa dirección, en procura de que sea más competitivo en mercados cada vez más exigentes, donde los consumidores –además de precio- ponen atención a la cuestión de la inocuidad.
Biovega fue creado mediante la resolución número 19-2015, del 13 de agosto de 2015, del Ministerio de Agricultura y está ubicado en Pontón, La Vega.

Los espacios del laboratorio se asemejan a un lugar en el que se trata con cuidado la salud infantil, porque de lo que se trata es de multiplicar plantas con altos estándares. Se multiplican células vivas. Aquí, tanto el personal que labora, como el visitante, sin importar quién sea, debe vestirse con un tipo de ropa especial para cumplir con los estándares de sanidad. Está acorde con las exigencias internacionales en la materia. Eso lo explican tanto el ministro Estévez, como Emberto Tejada, director Técnico de Biovega, y Raúl Cordero, encargado de Producción en Ambiente Protegido

Raúl está involucrado en temas de invernaderos desde el año 1986 y Emberto lleva más o menos cuatro años en su área de competencia. El laboratorio tiene capacidad para producir un millón de plántulas en 45 días, aunque todavía no se está cerca de eso (no está generando ese volumen). Se espera que en cuatro meses funcione a todo vapor. Eso calcula el ministro Estévez. “Y así será”, dice el staff de colaboradores de la institución.

En Biovega la actividad es intensa. Se observa a empleados en áreas y ramas diversas del complejo, cada uno vestido acorde con la función que desempeña. “En más o menos un año se ha liberado por encima de 500 mil plantas”, dice Ángel Estévez. La cantidad pudiera parecer baja, pero se ha hecho en un tiempo y proceso en el que Biovega se está adaptando, en adición a que todavía no se cuenta con espacio dentro del campo donde está ubicado para alojar las plantas que se procesen. Se avanza para habilitar ese espacio, se informó.

El concepto del laboratorio es holandés y fue hecho por belgas. En esencia, la finalidad de Biovega es apoyar las políticas, los programas y proyectos de seguridad alimentaria, agroexportación y conservación de recursos fitogenéticos del Estado, asegurando la disponibilidad de material vegetativo de siembra de alto potencial genético y de calidad.

Ángel Estévez explica que Biovega tiene dos grandes áreas de operaciones: la de micropropagación y la de invernadero de endurecimiento o aclimatación de plantas. Por cada una de ellas se movió con destreza el reportero gráfico Edward Roustand en procura de lograr las mejores fotos. El área de Micropropagación incluye la sala de preparación de medio y autoclaves, de siembra, crecimiento y sistema de inmersión temporal.

Las funciones de Biovega son la de producir materiales de siembra de alto potencial genético, suplir a los pequeños y medianos productores agrícolas con ese material vegetativo de los principales rubros, como son: plátano, banano, yautía, ñame, papa, café, cacao, forestales y otras especies de interés para el país. También busca contribuir a la innovación tecnológica con tecnología de punta para el sector agropecuario, apoyar la conservación in vitro de recursos fitogenéticos endémicos y nativos, intercambiar material genético de alta calidad con otros países y otras instituciones internacionales y contribuir al desarrollo de capacidades para la formación de profesionales en áreas biotecnológicas y otras afines a las cadenas productivas.

¿Y qué se tiene a la fecha?

Biovega está produciendo a través de la técnica de organogénesis plántulas de las variedades plátano Macho por Hembra Verde y Morado, Fhia-20, banano Williams; y por embriogénesis somática Fhia-20 y banano Gran Enano. Técnicos de países extranjeros que lo han visitado definen a Biovega como el de mayor nivel en Centroamérica. Para reajustar el laboratorio se hará una inversión de 25 o 30 millones de pesos, según estimaciones oficiales. Ese monto es adicional a la inversión que implicó la estructura base cuando se levantó.

El retorno de la inversión está garantizado. Se ha calculado que cuando Biovega esté a toda capacidad y se produzcan, por ejemplo, nueve millones de plantas en un año, cada una de ellas valorada en unos RD$12.00, generará RD$108 millones. Si la cantidad de plantas sube, así mismo subirán los ingresos. Es un precio de costo. En el mercado cada planta se comercializa a razón de RD$25.00.

Convivencia
Biovega ha dejado claro que no busca entrar en competencia con el sector privado, sino mantener el costo de seguir operando, luego de la inversión realizada por el Gobierno. Actualmente ensaya con café. Con las musáceas se trabajará partiendo de las variedades que demande el mercado. A la fecha hay una lista de solicitudes de esas plantas en espera.

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