AFIRMACIÓN ILUMINADORA CLAVE
“El hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral” (Tomás Moro)

INTRODUCCIÓN

En el marco de las Tertulias promovidas por el GRUPO TOMÁS MORO, cada tres meses, el martes último del mes que corresponde, el Lic. José Gómez Cerda, presidente de la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE), fue el expositor de una interesante conferencia, precisamente sobre el hombre y político, que da nombre a este grupo.

Dicho grupo, del cual soy asesor, tiene como objetivo la formación y acompañamiento de hombres y mujeres, laicos católicos, que laboran en la vida pública, sin importar su filiación política. Hay en él, pues, políticos de todos los partidos y no partidistas también.

Encontré que dicha conferencia, dictada el 30 de mayo 2017 en la Casa San Pablo, Santo Domingo, reflejaba muy bien la vida y pensamiento de este político inglés, patrono de los laicos políticos y de nuestro grupo.

Por eso he creído conveniente reproducirla aquí, en esta página semanal. Ya ha sido publicada en otros medios, digitales y no, incluso fuera del país. Espero que ustedes lleguen a la misma conclusión a la que yo llegué. He aquí la primera de cuatro entregas:

I
EL HOMBRE
“Tomás Moro, político y humanista inglés, nació en Londres, en 1478, murió en esa misma ciudad en 1535, decapitado por orden del Rey Enrique VIII, por respaldar la posición de la Iglesia católica, de oponerse a su divorcio.

Estudió en la Universidad de Oxford y accedió a la corte inglesa en calidad de jurista. Su experiencia como abogado y juez le hizo reflexionar sobre la injusticia del mundo, a la luz de su relación intelectual con humanistas europeos, como Erasmo de Rotterdam. Desde 1504 fue miembro del Parlamento, donde se hizo notar por sus posturas audaces en contra de las injusticias.

Su obra más relevante como pensador político fue su libro Utopía. En él criticó el orden político y social establecido, bajo la fórmula de imaginar una comunidad perfecta; su modelo está caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno.

El Rey Enrique VIII, atraído por su valía intelectual, lo promovió a cargos de importancia: embajador en los Países Bajos (1515), miembro del Consejo Privado (1517), portavoz de la Cámara de los Comunes (1523) y canciller desde 1529. Fue el primer laico que ocupó este puesto político en Inglaterra.

Tomás Moro fue la figura política más atractiva de comienzos del siglo XVI, la voz de la conciencia de la primera Reforma inglesa, una de las tres mayores personalidades del Renacimiento inglés.
Ayudó al rey a conservar la unidad de la Iglesia católica de Inglaterra, rechazando las doctrinas de Lutero; e intentó, mientras pudo, mantener la paz exterior.

Sin embargo, acabó rompiendo con Enrique VIII por razones de conciencia, pues era un católico ferviente. Moro declaró su oposición y dimitió como canciller, cuando el rey quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena; el rey rompió las relaciones con el Papado, se apropió de los bienes de los monasterios y exigió al clero inglés un sometimiento total a su autoridad.

Inglaterra pasó de la religión católica a la anglicana, dirigida por Enrique VIII.

La negativa de Tomás Moro a reconocer como legítimo matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, prestando juramento a la Ley de Sucesión, hizo que el rey lo encerrara en la Torre de Londres, en 1534 y lo hiciera decapitar al año siguiente, acto que demuestra hasta donde llegó su honestidad.

Un año después de la decapitación de Tomás Moro, Ana Bolena fue prisionera en la misma Torre de Londres, y también decapitada por orden del Rey”.

II
UTOPÍA
“El concepto de utopía fue propuesto por primera vez por Tomás Moro.

En su libro Utopía, Tomás Moro, en 1516, plantea la posibilidad de crear un Estado justo en el que todos sus habitantes alcancen la felicidad, por la organización del Estado, que creen que es la mejor y única forma de gobernar honestamente.

Utopía es un país en el que no existe nada privado, todo es común y por lo que nadie carece de nada. Sus habitantes son ricos aunque nada posean.

En Tomás Moro podemos encontrar un ejemplo de vida, un político honesto, modelo para aquellos laicos que, queriendo vivir en medio del mundo, busquen transformarlo y llevarlo a Dios.
Tomás Moro fue un modelo político, honesto por su afán de servir, veía la política como su modo de servir a Dios: su vocación.
La idea de una isla ‘ningún lugar’ es una imagen perfecta, porque supone la necesidad de descubrir ese lugar”.

III
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES Y SAN AGUSTÍN
“Uno de los antecedentes a la obra de Tomás Moro, son los Hechos de los Apóstoles, que dice:

“La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma y nadie consideraba suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común… No había entre ellos ningún necesitado porque los que eran dueños de campos o casas los vendían, llevaban el precio de la venta, lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos 4, 32-35).

Este pasaje de los Hechos de los Apóstoles describe bien a Moro no sólo por ser mártir de la fe, sino por su honestidad, coherencia y testimonio de vida cristiana, por su unidad de vida.

Junto a los Hechos de los Apóstoles, en Tomás Moro hemos de destacar la influencia notable de San Agustín, como lo demuestra el hecho de que en sus escritos sea el autor más citado entre todos los Padres de la Iglesia.

Tenía un profundo conocimiento de “La Ciudad de Dios”, el libro de San Agustín, sobre los dos amores que fundaron sendas ciudades; la terrena y la celestial.

Ambos autores buscan ante todo comprender la relación entre la Ciudad de Dios, que no se puede, ni se debe identificar con la Iglesia terrenal, y la Ciudad de los hombres, tampoco identificable con cualquier tipo de forma de gobierno.

En ese sentido, las obras de San Agustín y Tomás Moro, leídas en sus contextos históricos, llenan de luz la doctrina tradicional de la Iglesia respecto a la relación de la Iglesia y del poder político. Uno de Teología de la Historia, otro de pensamiento utópico.

Moro, como San Agustín, poseía una fuerza interna: su pasión por la verdad, heredades de Sócrates, Platón y Aristóteles”.

IV
EN SU ÉPOCA
“En la época de Tomás Moro estaba el pensamiento de Maquiavelo, que escribió justo en esos años sus obras principales: los Discursos sobre la primera década de Tito Livio y El Príncipe, quien triunfaba con su modelo de concebir el saber político.

También Martín Lutero. Eran los ideólogos a los que debía refutar con las armas de su pluma y de su doctrina.

La primera edición de la Utopía de Tomás Moro, fue en Lovaina, a finales de 1516. El encargado de hacerla fue su gran amigo y también preclaro humanista Erasmo de Rotterdam.

Para Moro la política es sobre todo el arte de lo posible a partir de la razón y en el ámbito de la sociedad.

En el caso concreto de Utopía, la estructura de la obra y la técnica del diálogo que emplea su autor, hacen de ella una obra que cumple a la perfección lo que se propone tratar sobre la mejor forma de una comunidad política.

Tomás Moro no busca programas de acción inmediata –tarea que corresponde a los cristianos bajo su personal responsabilidad- sino líneas maestras y principales para la edificación de una futura sociedad.

El punto de partida de Moro no es una búsqueda de lo que sería idealmente justo en el mundo, sino un método eficaz de trabajo para exponer lo que realmente tenía de malo la sociedad de esa época. Utopía es lo contrario de un Estado próspero en desarrollo económico.

Y si no se dan allí las matanzas o revueltas porque se trata de un Estado en el que los valores espirituales y materiales se desarrollan al mismo tiempo, en un sistema de libertad y tolerancia, que encamina toda actividad hacia el servicio comunitario, haciendo que la isla entera constituya una especie de única y gran familia.

Utopía es un instrumento de reflexión -con un método sin duda peculiar, novedoso y eficaz-, para la búsqueda de un mundo mejor”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que los ideales de Tomás Moro en su Obra Utopía están aún por realizar.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los cuatro (4) días del mes de octubre del año del Señor dos mil diecisiete (2017).

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