Cuando hechos horrorosos suceden frecuente y constantemente, puede suceder que llegue un momento en que, en vez de horrorizarnos ante su ocurrencia, nos den ganas de encogernos de hombros y no hacerle mucho caso. Pues parece que es la actitud que tendremos que adoptar frente a las constantes matanzas irracionales que ocurren en Estados Unidos. Eso es ya pura rutina, tal cual dijera Barack Obama. Ahora se ha registrado otra, nuevas víctimas y nuevos lamentos. Pero se olvidará. Todo seguirá igual y será solo cuestión de tiempo para que se registre la siguiente. Todo por haber convertido en un dogma intocable el derecho a tener armas de todo tipo, incluyendo fusiles, precisamente las comunes en estas ya tristemente rutinarias matanzas.

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