Recientemente, la escritora y periodista Luz Peralta presentó su último libro, titulado “No es lo mismo, ni es igual, dudas lexicológicas en el lenguaje cotidiano de los dominicanos”, una obra útil que puede servir tanto a profesionales, como a estudiantes y personas que sientan alguna preocupación por el buen empleo de nuestro idioma. En el mismo, procura ayudar a corregir dudas y dificultades en el uso de nuestra lengua a partir de palabras “muy conocidas”, y plasma el resultado de sus observaciones que le ha llevado largo tiempo, motivada por la elaboración de un contenido que pueda contribuir a ayudar a quienes corran el riesgo de incurrir en agravios al idioma español. Luz Peralta nació en El Seibo, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Estudió Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), además, de una licenciatura en Derecho en la Universidad Central del Este.

¿Dónde nació Luz Peralta y dónde realizó sus primeros estudios?
Nací en El Seibo. Allí realicé mis estudios primarios y secundarios.

Los estudios universitarios los cursé en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde estudié Comunicación Social. Además, estudié una licenciatura en Derecho en la Universidad Central del Este (UCE).

¿ Desde cuándo escribe?
Recuerdo que en mi adolescencia, amores infantiles que no por ficticios dejaron de ser intensos, inspiraron poemitas de amor que se diluyeron con el tiempo.

¿Cuántos libros tiene publicados y de qué tratan?
Dos. El primero, “Este es nuestro país”, publicado en 1997. Se trata de una obra que recoge los aspectos más relevantes de nuestro país, provincia por provincia. Además, fauna, flora, minería, historia de nuestra división territorial, estadísticas y mucha más información sobre la República Dominicana. Está agotado. Ya actualizado para una nueva edición. Y “No es lo mismo ni es igual…”, puesto en circulación recientemente.

¿Planifica las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?
Planifico y en el proceso van surgiendo nuevas ideas que enriquecen el contenido originalmente concebido.

¿Cuánto tiempo dedica a escribir?
Quien escribe lo hace todos los días. Muchas veces un párrafo breve te puede tomar horas, y otras veces logra estructurar una historia de varias cuartillas en 20 o 30 minutos.

¿Ha cambiado algún final después de escribirlo?
Siempre habrá cambios y sustituciones de palabras, pero en otros géneros literarios como la novela y el cuento son más dramáticos y frecuentes estos cambios.

¿Cuál es para usted su mejor libro publicado, suponiendo que tuviese que elegir uno solo?
Creo que los dos son buenos e importantes.

¿Cuando escribe, piensa en el lector, en las reacciones que tendrá, o piensa en sus propias pasiones y la manera más intensa de expresar dicha emoción?
Quien escribe tiene una diversidad de pensamientos que tocan las pasiones y emociones tanto del autor como de los potenciales lectores.

¿Qué es lo mejor que le puede suceder a un escritor durante su jornada de trabajo?
Que las ideas, la inspiración fluyan…

¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir con sus libros?
Que hay temas que trascienden la cultura de plástico en la sociedad de compraventa, perreo y reguetón que  vivimos hoy día.

¿Qué consejos daría a alguien que quiere ser escritor o escritora?
Leer mucho, escribir mucho, generar ideas y convertirlas en palabras.

Recientemente lanzó su nuevo libro. ¿De qué trata?
Este libro se titula “No es lo mismo ni es igual, dudas lexicológicas en el lenguaje cotidiano de los dominicanos”. Tiene una parte teórica en la que defino terminologías sobre fenómenos lingüísticos, vinculados de alguna forma, con el cambio de significado de palabras que, por ejemplo, pueden tener similitud en la fonética pero que tienen distinto significado. En esta obra no pretendo resolver todas las dudas que como consecuencia de los factores citados se generan en nuestra comunicación cotidiana. Mas, si logra generar un mayor interés de cada lector por el uso correcto de nuestro hermoso idioma, habrá cumplido su objetivo. En este libro, hablamos sobre las influencias que nuestro idioma ha recibido a causa de regionalismos y, por supuesto, por indigenismos, ya que cuando llegaron los colonizadores de estas tierras, el español coexistió con las lenguas indígenas que se hablaban en los lugares colonizados, lo que originó la incorporación al español de palabras indígenas como hamaca, ceiba, caimán, carey, canoa, entre muchas otras aportadas como herencia lingüística de los antepasados taínos que habitaron nuestra isla.

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