Hacía mucho tiempo que un partido no organizaba una convención que parece verdadera. Un evento democrático en el cual participen las bases y haya competencia, con elementos incluso singulares, que los cabezas de tendencias principales se hayan puesto de acuerdo para repartirse los dos puestos mayores de la dirección nacional.

El hecho ha producido un fenómeno de relativa rebelión de líderes con derechos adquiridos que se han sentido desplazados por la voluntad de sus jefes, pero que no se han amilanado y decidieron participar en el proceso hasta el día final, el próximo domingo.

El punto es que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha formalizado su organización con la convención, en un país donde todo se pacta y los demás partidos no realizan una verdadera renovación interna.

El PRM ha dicho que logró enrolar 520 mil ciudadanos que se identifican con sus ideas y propuestas, y están convocados a votar por los candidatos de su preferencia.

Hasta ahora, se puede hablar de una gestión exitosa que arrancó con el proceso organizacional y ahora continúa la comisión organizadora de la convención, que, dígase de paso, cuenta con calificación suficiente para ganarse el respeto de sus compañeros.

La gran tarea es que la selección de un presidente o una presidenta, de un secretario general; 21 vicepresidentes nacionales y 21 vicesecretarios generales, más cientos de presidentes y secretarios zonales, municipales y de las seccionales del exterior, se efectúe sin mayores contratiempos.
Sería un hecho importante para la democracia, con el valor de que hasta ahora, salvo los escarceos propios de toda competencia política, no ha habido agresiones verbales mayores, y mucho menos violencia.

Se podría decir que todo lo que está ocurriendo es en pro del fortalecimiento del PRM, y no se advierten factores adversos que pudieran dañar tan importante esfuerzo.

La convención está montada, lo que no significa que ocurran “eventos”, pero la labor se ha hecho, y lo ideal es que sea para bien. Que los perremeístas tengan una convención exitosa, que se fortalezca la democracia interna, el pluripartidismo y el contrapeso frente al poder.

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