Señor director. Alguna vez nos ha tocado dejar la casa por unos días al cuidado de alguien, o por el contrario, quedarnos al cuidado de una casa que no es la nuestra. La cantidad de pequeñas instrucciones que dimos o recibimos, parecen triviales, pero en realidad son tan relevantes e importantes como las que más, ya que ayudan al buen funcionamiento del hogar.

La lista de instrucciones podría hacerse muy extensa, exclusivamente de carácter personal muy específico, otras a causa de apegos a cosas carentes de valor verdadero, algunas son por adquirir responsabilidades y complacencias ajenas. Pocas veces se incluyen la gratitud, el respeto y consideración en ella, se dan o reciben órdenes a secas, sin dejar sentir amabilidad y agradecimiento hacia la persona, y a su gesto de prestarse para que continúe la vida en la casa.

Pero en definitiva, la vida es eso, un listado, de pendientes y de cosas realizadas, un ir y venir, un estar y no estar, unas veces brillar y otras eclipsarnos, hacer cosas simples y algunas veces hacer cosas extraordinarias, pero sin complicarnos como lo hacemos, porque la vida en si, es muy simple vivirla.

La suma de muchas cosas simples (aunque no necesariamente), podría parecer algo complicado, pero lo que si es casi seguro, es que la complejidad deja de existir cuando fraccionamos las cosas y las convertimos en varias cosas simples.

Lo que quiero decir es que veamos al mundo con ojos nuevos, ojos que nos permitan ver las simplezas de las cosas, que en lugar de ver el océano como una enorme y violenta masa de agua, lo veamos como un grupo de inofensivas gotas del liquido mas preciado. La vida se agrupa, se asocia para dar origen a una nueva entidad capaz de sustentar la vida misma y hacerla evolucionar a través del tiempo.

De la misma forma debemos ver a un huracán, como un reforestador de la naturaleza, no como su destructor, la vida se cercena para dar paso a nueva vida, a nuevas posibilidades, para limpiar las toxicidades y sanear la tierra con nuevas semillas de vida; sanas, fuertes y evolucionadas. No en vano, mientras dormimos nos recuperamos y renovamos, un dejar ir lo vivido para obtener una nueva licencia de vida, otra garantía. Es ese no ser, para nuevamente ser… Aunque nos parezca complicado, es así de simple.

El mundo hoy anda muy ocupado y complicado, no nos dejemos arropar por esa perturbada visión, por ese ruido ensordecedor, hagamos cosas simples. Desfragmentemos esa complicación y busquemos soluciones practicas, sencillas, que están a la vuelta de la esquina diciéndonos que doblemos y las miremos, pero que continuamos obviando o desechando, para seguir siendo protagonistas de un mundo que inconsciente o conscientemente
complicamos, y que es muy simple.

Demos paso a lo nuevo sin complicar la simple existencia, esa que se palpa en un soplo de brisa o un rayo de sol, en visionar un arcoíris, una tímida sonrisa o una lagrima salada, con un tierno toque en la piel que nos recuerda que estamos vivos…
Idalia Harolina Payano Tolentino
Ciudadana

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