Señor director: Me gusta mucho hablar y escribir sobre lo que conozco, sobre las cosas que están dentro de mis vivencias. Ya lo tengo dicho, por razones laborales he estado en contacto directo hace alrededor de 20 años con el Congreso Nacional. He sido empleado ordinario de ambas entidades que lo conforman, Cámara de Diputados y Senado de la República. Actualmente no lo estoy en ninguna de las dos, pero igualmente me mantengo en contacto, frecuentándoles.

En consecuencia, conozco bien de cerca ese ámbito. Pudiera afirmar que he entablado relaciones amistosas con algunos legisladores, diputados (as) y senadores (as). Pero al senador por Azua, Rafael Calderón, le conozco desde antes de éste llegar al Congreso, primero como diputado, y ahora como senador.

Le conozco desde sus años de Secretario Técnico de la Presidencia en el cuatrienio 2000-2004, donde demostró ser un funcionario eficiente, pulcro y honesto, uno de los mejores técnicos con que cuenta el país. A este caballero lo conozco como lo que es: Un hombre cabal, una persona íntegra, un legislador ejemplar. Un intelectual. Es uno de los senadores más activos y productivos.

Es autor de varias decenas de iniciativas. Proyectos de ley y proyectos de resolución, la mayoría de los cuales han sido acogidos favorablemente por el Senado. Entre estos están el proyecto de ley que crea el Parque Nacional Loma Miranda. El proyecto de ley que regula la lengua de señas y el sistema braille. Proyecto de ley de cheques. El proyecto que crea el acueducto de Azua. El proyecto de administración marítima. Proyecto sobre el sistema nacional de hemodonación y hemoterapia de donantes voluntarios de sangre y sus derivados. Proyecto de resolución mediante el cual se solicita conformar el grupo parlamentario de amistad República Dominicana- República Popular China.

El senador Calderón no tiene días ni horarios para el trabajo. Sus oficinas, tanto la del Senado, como la de su provincia, están permanentemente abiertas a todo el público, a toda la ciudadanía. Y atiende y responde a inquietudes de índoles propiamente legislativas, de representación, sociales y comunitarias.

Al hacer estas ponderaciones, con la responsabilidad y sinceridad que me caracterizan, sobre el Senador Rafael Calderón, aclaro que, aunque el Senador y yo nos tratamos de primos, la coincidencia de nuestros apellidos, es solo eso, coincidencia. Su Calderón, como ya sabemos, procede de Azua, y mi Calderón, procede de la provincia Duarte, San Francisco de Macorís.
Siga hacia delante, primo, siga hacia delante Senador, con su trabajo legislativo, social, de representación y comunitario.
José Vicente Calderón R.
Periodista

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