Costumbres que se han perdido para despedir el año

Para recibir el año nuevo, los dominicanos siempre han realizado muchos rituales. Sin embargo, estas tradiciones son cada vez menos comunes.

Para recibir el año nuevo, los dominicanos siempre han realizado muchos rituales. Sin embargo, estas tradiciones son cada vez menos comunes.Quienes se unen a la celebración del 31 de diciembre, ya sea que hagan una gran fiesta o que prefieran celebrar en la tranquilidad del hogar, tienden a tener algo en común: dejar atrás las experiencias negativas y darles la bienvenida a las nuevas oportunidades que llegarán en esta nueva etapa.

Para cerrar un año y darle paso a uno nuevo, los dominicanos suelen embarcarse en una serie de rituales. Desde tempranas horas de la mañana del 31 se nota cómo las amas de casa arrojan grandes cantidades de agua por todos los rincones de la casa, no solo por un asunto de higiene, sino que también se hace para “sacar todo lo malo”, que según  el astrólogo y consultor espiritual Juan Jiménez Coll, se hace para limpiar de vibraciones negativas recogidas durante el año que recién termina.

Despojos, liberaciones, sahumerios con diversos inciensos, bañarse en el mar, baños con hojas de ruda, rompesaragüey, anamú o albahaca para limpiar todo lo negativo son los ritos más tradicionales en el país durante estas fechas.
También se costumbra comer doce uvas para desear que cada mes sea próspero y feliz, lo cual es heredado de la Madre Patria, España.

“El terminar un año e iniciar otro está rodeado de creencias y costumbres en cada país o región. La espiritualidad es algo que va con el ser humano desde su aparición en la tierra. El tiempo y su medición, desde los antiguos egipcios y más cerca de nosotros, los Mayas, ha sido uno de los misterios a descifrar por la humanidad”, comenta Jiménez Coll sobre este tipo de costumbres, que a pesar de ser algo de la cultura dominicana, poco a poco, muchos la están dejando a un lado.

Y es que ir a la Misa del Gallo en la Catedral Primada de América y en las demás iglesias en cada región en la noche, darse baños de hojas o usar  ropa interior de determinado color, como por ejemplo, de color rojo para motivar a que aumente la pasión y atracción en el amor o de color amarillo para la buena suerte, son rituales de fin de año que cada vez están más relegados, en especial por las generaciones más jóvenes, quienes prefieren irse de “bonche” o pasarse el día primero de enero en la playa.

Costumbres que se están perdiendo

Sacar las cosas viejas y lavar con esmero la casa son actividades que se pueden considerar del pasado; así como pintar la casa, ya es poco habitual. Otros rituales que solían ser parte del festejo era escribir los deseos para el próximo año en papel, luego, después de la cena y tocar las campanas (“el cañonazo” en este caso) se quemaba. También llenar un cubo con agua en la mañana del 31, y a la medianoche afirmar que ha “absorbido las malas energías” para después tirar el agua por el inodoro o a la calle para que no vuelvan más, pero teniendo en cuenta que se debe salir con el pie derecho.

Ahora, quienes tienen el poder adquisitivo, procuran irse de viaje a tierras lejanas, donde, probablemente, haya nieve para esquiar.  Otros simplemente se han dejado llevar por la monotonía o el desinterés por mantener vivas las costumbres y tradiciones criollas.

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