En el artículo anterior explicamos que el metabolismo es un proceso que tiene dos partes (anabolismo y catabolismo) que funcionan coordinadamente para mantener el equilibrio orgánico (homeostasia). Ya explicamos el anabolismo. Ahora, durante el catabolismo, que es una reacción inversa, de destrucción, las moléculas se rompen o degradan, liberando energía, para formar otras más sencillas.
La tasa del metabolismo basal (BMR) mide la rapidez con que el organismo de una persona usa energía, determinada en calorías, en estado de reposo. Si usted ingiere muchas calorías, el cuerpo almacenará energía en forma de grasa para usarla posteriormente. Los que tienen un metabolismo basal bajo queman menos calorías mientras están en reposo, y tendrán tendencia a ganar peso; pero el metabolismo no afecta su habilidad para ganar o perder peso.
Las hormonas juegan un papel importante en el metabolismo, por ejemplo, la hormona tiroidea (tiroxina) afecta la velocidad del metabolismo. Una glándula tiroidea hiperactiva (hipertiroidismo) puede provocar un rápido consumo de energía, ocasionando hiperactividad y pérdida de peso.
Por lo general, después de las comidas la insulina es liberada por el páncreas en respuesta a la elevación de la glucosa en la sangre para llevar la azúcar a las células y favorecer las actividades anabólicas (biosíntesis).
Un mito muy común es el de culpar a un metabolismo lento de sus problemas de peso corporal, pero esto no está demostrado, y más probablemente es el resultado de una mala dieta y de los caprichos del estilo de vida.
