“Grabé doble sentido para salvar la bachata”

“Este va a ser artista”, decía la gente de la sección “Las Cormenas” de la provincia María Trinidad Sánchez (Nagua), cuando escuchaban al niño Blas Durán Paredes, a los siete años de edad, “tararear” música de la época, mientras&#8230

“Este va a ser artista”, decía la gente de la sección “Las Cormenas” de la provincia María Trinidad Sánchez (Nagua), cuando escuchaban al niño Blas Durán Paredes, a los siete años de edad, “tararear” música de la época, mientras ayudaba a su padre en los quehaceres agrícolas. Creador de la agrupación “Los Peluches ”, en 1985, esta leyenda de la música popular lleva a cuestas la carga de ser el propulsor de las letras de “doble sentido” en bachata, episodio de su carrera que en cierto modo eclipsó los aportes que hizo desde la grabación de su primer disco, Clavelito, en 1969.

“No me arrepiento de haber grabado doble sentido, eso fue lo que salvó a la bachata y la puso en el gusto de la gente”, dijo el intérprete, autor de títulos como “El conejo”, “La arepa”, “El total”, “El fogón de Juana”, “El salón” y “El hueso”, entre otros.

En término musical, a Blas se atribuye electrificar el sonido de la bachata e insertar otros elementos, que según el cantante de 71 años de edad, sacó a la bachata de los barrios y de los llamados negocios de “mala muerte”.

“Soy quien le pone la guitarra eléctrica a la bachata, le quito la maraca y le inserto la güira y un trombón… ahí la bachata dio el salto de los barrios al malecón y a los yipetones”, explicó el intérprete quien grabó su primer disco a los 19 años con el “Combo Candela” del municipio de Nagua. Desde su casa del sector Los Frailes II, donde recibió a elCaribe, recuerda que es a partir de grabar “El huevero” que comienza a ser contratado para el extranjero y actuar en escenarios como el Madison Square Garden, Radio Music Hall, junto a luminarias como Celia Cruz y Johnny Ventura.

“Mujeres hembras” fue el disco que lo catapultó como bachatero, luego vinieron “La quiero un millón”, “Tu carnaval pasó” y “Puedes irte”, éxitos que atrajeron al radiodifusor y disquero Bienvenido Rodríguez, quien para ese entonces era vendedor de zapatos al por mayor.

“Bienvenido todavía no era disquero y me dijo que quería trabajar mis producciones y comenzamos a grabar y distribuir los discos junto con los zapatos que él vendía en las tiendas de la Duarte y en el interior”, recordó el bachatero, quien sufre de trastorno neurodegenerativo a causa de la enfermedad de Parkinson que padece desde el año 2000.

Autor de una cantera de temas populares, el llamado “Toro”, nombre con el que lo bautizó el cantante Anthony Ríos, es registrado en la historia de la bachata como uno de los protagonistas de la segunda generación (70 y 80), en la que compartía escena con Leonardo Paniagua (“Chiquitita”), Marino Pérez (“Ay mami”), Edilio Paredes (“No puedo olvidarte”), Ramón Cordero (“Morenita mía”), Julio Angel (“El salón”), Augusto Santos (“Con el amor no se juega “), Tony Santos (“Amarilis”), Tony Berroa (“El guachimán”), Ramón Torres (“Tus cartas llegan”), entre otros cantantes de la primera generación, como Luis Segura y José Manuel Calderón, de quienes dijo se mantuvieron y nunca dejaron caer el ritmo.

La bachata todavía era una música despreciada por algunos sectores, y “era una especie de pecado denominarse bachatero delante de las mujeres”, cuenta el artista. Pero esta realidad no frenó su anhelo artístico. “Soy el primero que forma un grupo de bachata con Los Peluches, y me decidí por la bachata porque no tenía fuerza económica, no tenía dinero, y era el género más fácil y menos caro”, expresó Durán, quien en sus inicios fue corista de Yoyito Cabrera, El Cieguito de Nagua y Tatico Henríquez. “Creo que me merezco un reconocimiento, porque aporté mucho a la bachata”, dijo este artista que llegó hasta el octavo grado de la educación primaria y sacó la vena artística de su padre (decimero) y de su abuelo (tamborero).

“Si uno tiene talento para componer, aunque tú no seas letrado, las ideas brotan”, puntualizó Durán, padre de 11 hijos de seis matrimonios, quien recibe una pensión del Gobierno dominicano y vive de sus inversiones y de los derechos de autor. Al recordar su primer contacto con Rodríguez, cuenta que “me encontró en la calle Teniente Amado. Ahí me propuso grabar el disco Clavelito para los dos. A partir de entonces vino una gran relación de negocio y amistad. Bienvenido y yo terminamos bien… Lo quiero mucho, es un hombre trabajador”.

Con el merenguero Aníbal Bravo obtuvo éxito con los temas “El chucuchá” y “Rosita”, grabado para Karen Récord. Hizo una sociedad con la agrupación La Típica Dominicana, a través del disquero Bienvenido Rodríguez, quien lo llevó a grabar merengue. Ahora dice que es Un hombre nuevo, como ha titulado su más reciente disco cristiano que publicó en el 2013. Cuenta que su anterior esposa lo llevó a conocer la “palabra de Dios” y que es un ser humano feliz plenamente.

Protagonistas de los 70 y 80

Leonardo Paniagua
Bachatero de generaciones
Se distanció de lo vulgar para brillar en la música con la ayuda de Radhamés Aracena y luego con Kubaney. “Chiquitita”, “Un beso y una flor”, “Mi secreto”, “El necio”, “Ella se llamaba Marta” son éxitos inolvidables.

Marino Pérez
Leyenda de la bachata
Marino Pérez dejó un gran legado con éxitos como “Aclamando el licor”, “El trago del olvido”, “De taberna en taberna” y “La espero bebiendo”, entre otras. El bachatero de Hato Mayor murió el 26 de julio de 1991, a los 65 años.

Ramón Cordero
Leyenda de la bachata
Influenciados por mejicanos como Antonio Aguilar y Pedro Infante, las canciones de Ramón Cordero, como “Morenita mía”, nutrieron de éxitos al género. Edilio Paredes fue una pieza importante en la carrera de Ramón.

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