Barahona, ubicada en la parte suroeste de República Dominicana, a 190 kilómetros de Santo Domingo, cuenta con una impresionante vegetación como ningún otro destino del Sur lo tiene. Es poseedora de las más hermosas zonas de costa de todo el país y es el único lugar donde se conjugan playas, montañas y ríos, formando entre los tres una perfecta combinación para vivir momentos inolvidables.
Algunas de sus playas, ríos y montañas, aún permanecen vírgenes, y aunque los visitan muchos ciudadanos dominicanos y extranjeros, todavía falta mucho por descubrir.
Uno de los tesoros naturales que esconde “La Perla del Sur “ es el balneario Los Patos, el cual ofrece en un mismo lugar las aguas cálidas de la playa y las frías aguas del río.
Este destino, remozado recientemente por el Ministerio de Turismo y supervisado por técnicos del CEIZTUR (Comité Ejecutor de Infraestructuras de Zonas Turísticas) actualmente luce diferente. Lo que eran “ventorrillos” de expendio de comida, fueron convertidos en casitas de estilo campesino que se han encallado a orillas del mar. Paseos de cemento bordeados de pilotillos de madera guían al turista hacia la playa, para finalmente encontrarse con gazebos y kioskos construidos también en madera blanca, que convierten al lugar en una hermosa marina sureña.
Elena Nunziatini, directora ejecutiva del Clúster Turístico de la provincia, explica que este remozamiento viene a reforzar el turismo de Barahona. La construcción posee una arquitectura respetuosa con los recursos naturales. Allí se respira un ambiente agradable y desde donde se puede apreciar espectaculares paisajes tropicales, lo que convierte a Los Patos en un destino único , características que lo ubican entre los principales atractivos de la región Suroeste.
“Un destino turístico es exitoso cuando la oferta de alojamiento puede ir acompañada de una oferta complementaria de atractivos y productos turísticos de calidad e importancia; y en ese sentido, un atractivo es importante cuando reúne elementos como lo son la cultura, la gastronomía y su gente, como se puede apreciar en el balneario Los Patos, con su oferta de platos que van desde pescado, moro con coco, pollo, mermeladas y frutos en almíbar, yaniqueques y semillas de cajuil”, dice.
El Clúster de esta región, de acuerdo a Nunziatini, se ha encargado de colocar este balneario en los principales folletos y medios sociales de promoción, reconociendo la disposición del síndico y de los comerciantes de la zona para mantener impecable el lugar, contribuyendo a la selección de Los Patos para la celebración de los torneos de surf, entre otras actividades.
César Umberto Ortiz, síndico de Barahona, explica que los cambios realizados en el balneario ascienden a un costo de 53 millones de pesos. “Nosotros agradecemos el esfuerzo del Ministerio de Turismo, pues se trata de una obra que ha incrementado las visitas a este paradísiaco lugar. Aún está en proyecto reacondicionar el alumbrado, las sombras o enramadas donde los visitantes pueden disfrutar de una rica comida, reacondicionar los baños y la planta de tratamiento”, dijo el funcionario.
Tanto el Ayuntamiento como los comerciantes están particularmente atentos al remozamiento y aseo del balneario, y las mujeres que atienden los distintos negocios participan en cursos que el Clúster imparte con el objetivo de mejorar el manejo de las actividades que ellas realizan, haciendo de éste enclave un atractivo turístico de gran éxito y potencial con vista al futuro.
Llegar a este destino es fácil. Solo hay que tomar la ruta panorámica Mirador del Paraíso (Barahona-Enriquillo). El balneario se encuentra aproximadamente a 30 kilómetros al sur de la ciudad, a un costado de la carretera.
Una forma diferente de vender
Aunque en las más de 13 casetas con las que cuenta el balneario se oferta una gran variedad de comida que puede conquistar el paladar más exquisito, los vendedores ambulantes ofrecen lo que en ellas no se encuentra. Si decide visitar este atractivo destino será de orden obligatorio degustar uno de los dulces que ofertan “Las tres niñas cantoras de Los Patos”, como la hemos bautizado. ¿Por qué será obligatorio? Simple. Ellas no son vendedoras comunes. Al estilo de poesía coreada, venden deliciosos dulces criollos de naranja, coco y coco con piña. La compra casi siempre es segura, pues la venta se convierte en todo un espectáculo, tanto así que las personas les piden que repitan una y otra vez su peculiar y chistosa forma de comercializar su producto.
