La Altagracia en Santo Domingo

IntroducciónSobre la Historia de la Altagracia en Higüey, e incluso sobre la Teología contenida en la misma imagen, se han publicado y difundido muchos datos. No así, sin embargo, de la Altagracia en Santo Domingo.

Introducción

Sobre la Historia de la Altagracia en Higüey, e incluso sobre la Teología contenida en la misma imagen, se han publicado y difundido muchos datos. No así, sin embargo, de la Altagracia en Santo Domingo.

He aquí, pues, datos muy interesantes sobre esto último, recogidos por el P. Luca Burato, italiano, actual Rector del Santuario de la Altagracia en Santo Domingo, y publicados en la actual 11º edición de mi libro “NUESTRA SEÑORA DE LA ALTAGRACIA”. Justamente la 1ra. edición fue puesta en circulación en Higüey en enero del 1997. Veinte años después entregamos la undécima, enriquecida con datos de la Altagracia en Santo Domingo y puesta en circulación precisamente en su Santuario de esta ciudad capital, el 12 de enero 2017.

He aquí, pues, este nuevo capítulo, de la mano del P. Luca Burato.

1. Breve historia de la antigua capilla del Hospital San Nicolás de Bari.

La Iglesia Nuestra Señora de la Altagracia de la calle Hostos con Mercedes tiene su origen con la edificación del primer hospital de América, el Hospital San Nicolás de Bari.

Según los datos históricos, el 29 de noviembre de 1503, en la casa del cabildo de la ciudad de Santo Domingo, el gobernador Fray Nicolás Ovando convocó una magna reunión para dar cumplimiento al capítulo 12 de las instrucciones que le habían entregado los Reyes. Le encargaban organizar y construir la nueva ciudad de Castellanos, un programa que incluía un centro de salud para los colonizadores, los pobres, soldados e indios. Se formó también una cofradía en honor a la Inmaculada Concepción, que sirviese de apoyo para la erección del hospital, que luego llevaría el nombre de “Hospital de la Concepción o Nicolás de Bari”.

A través del informe del obispo Carvajal Ribera a Carlos II (2 de diciembre 1695), sabemos que el hospital había tenido como fundamento “Un bohío, donde hoy está la Capilla de nuestra Señora de la Altagracia, era de una negra piadosa que recogía a los pobres que podía y curaba según su posibilidad, por no haber hospitalidad en esta ciudad”.

También, en el documento se lee: “Vino a este tiempo como el gobernador de la isla don Nicolás de Ovando, comendador de Lares; tomó a su cargo esta santa obra…”. La edificación de este primer hospital es documentada por diferentes testigos, como el cronista Fernández de Oviedo en el 1548, en el 1552 Fray Bartolomé de las Casas, el oidor vasco Juan de Echagoian 1568, también el informe extenso “Relación sumaria” del canónigo Luis Jerónimo Alcocer (1650), todos los informes se complementan y confirman la existencia de dicho complejo.

Más tarde, el historiador Fray Cipriano de Utrera (1886-1958) escribía: “La primera iglesia del Hospital de la Concepción y de San Nicolás de Bari, era probablemente una capilla, fue de tablas y palmas; la segunda, se levantó muy reducida, pero de material muy consistente (es en la actualidad la antigua Capilla de la Altagracia, donde está la tumba de Mons. Adolfo A. Nouel)” capilla comenzada en el 1529; sigue diciendo: “La nueva Iglesia, que se dice comenzada en 1533 fue terminada en 1552”.

Señala el notable historiador: “Ahora se reconoce, que cuando la imagen de la Concepción se pasó a la Iglesia nueva, alguna imagen de la Altagracia se puso en la iglesia vieja, no destruida por varios motivos, uno de ellos, que pudieran oír misa desde sus lechos los enfermos que tenían enfermaría aparte”.

Ahora, respetando las conclusiones de este notable historiador, sí podemos concluir que el hospital se edificó en tres etapas (1503-1519; 1519-1533; 1533-1552), y también concluir, que la antigua Capilla de la Altagracia, hoy lateral en iglesia, es de una antigüedad relativa a la que tuvo el destruido templo de San Nicolás y que nada impide para que se tenga como la iglesia edificada en la primera etapa 1519.

2. Origen de la devoción de la Virgen de la Altagracia en la capital.
Sobre el origen de la devoción de la Virgen de la Altagracia en la capital de Santo Domingo no tenemos datos ciertos, sin embargo, es indudable que esta devoción está relacionada al primer hospital de América. Es importante, primeramente, diferenciar el “cuadro” de la Altagracia, que se encuentra en la Basílica de Higüey, de la devoción a la Altagracia. Es decir, del culto a la Virgen María bajo esta advocación.

Sabemos que en la localidad española de Extremadura existía esta veneración a la Virgen de “Alta Gracia” y que el mismo gobernador Nicolás de Ovando nació y fue criado en el marco de la Extremadura (Brozas, Cáceres, 1460). Llega a la isla el 15 de abril de 1502, con 30 barcos y 1,200 hombres, 77 de ellos naturales de Garrovillas, lugar de gran devoción altagraciana.

Por tal motivo, nos llama a la atención esta coincidencia de Fray Nicolás de Ovando y su tripulación de origen extremeña, localidad donde la devoción a la “Alta Gracia” era bien conocida. Si nos detenemos a analizar la biografía del gobernador Fray Nicolás de Ovando, él nació y fue criado a solo 30 kilómetros de la ermita de la Alta Gracia, fuera de Garrovillas, nordeste de Extremadura. Que en 1478 fue nombrado “Comendador de Lares”, cuyo castillo se encuentra a solo 14 kilómetros de la ermita Alta Gracia. En el pueblo de Siruela en el sur-este de Extremadura y a 50 kilómetros estaban otros dos pueblos, con una devoción a la Alta Gracia, los dos dentro de la provincia de Alcántara.

En su libro: “Historia de nuestra Señora la Virgen de la Altagracia” Jonh Fleury, s.c.v., afirma que con mucha probabilidad el joven fray Nicolás de Ovando estuviera, profundamente, influenciado por la acumulación de tantos encuentros con la devoción de la “Alta Gracia” en las diferentes ermitas presentes en su región y por consiguiente, afirma que no queda duda, que el mismo gobernador fue uno de los que introdujeron, sino quien introdujo, la devoción a Nuestra Señora de la Altagracia en la Isla de la Española.

De todo esto podemos resaltar dos elementos: primero, que los extremeños eran devotos de la Altagracia y que en 1502 llegaron a esta isla, y concretamente, a la Ciudad de Santo Domingo, con el nuevo gobernador Fray Nicolás de Ovando; segundo, que el primer hospital de América tuvo una capilla dedicada a la Virgen de la Altagracia.

3. La devoción de la Virgen de la Altagracia en el siglo XIX. Canónica Coronación.
Si bien es cierto, desde antiguo, estuvo la presencia de la devoción a la Virgen de la Altagracia en la ciudad de Santo Domingo, en una pequeña capilla en el hospital San Nicolás de Bari, es también cierto, que no hay memorias de celebraciones solemnes anuales, y que esta devoción adquirió preponderancia solo al inicio del siglo XX.

La historia de la Virgen de la Altagracia, en la ciudad de Santo Domingo, se intensifica con los acontecimientos de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, donde la devoción Altagraciana renace.

En efecto, la capilla de la Altagracia tuvo cuatro dueños de 1898 a 1901. El Estado, el presidente Heureaux y a su muerte, sus herederos y el señor Federico Holt. Durante la adquisición de la Capilla por el Presidente Heureaux, la Imagen de la Virgen de la Altagracia de la antigua capilla fue trasladada el día 26 de julio de 1898, al templo de Nuestra Señora de las Mercedes.

La venta de la capilla y la salida de la Virgen causaron unas series de reacciones de malestar de la población creyente de la ciudad, y en 1900, el Estado adquirió de nuevo la propiedad del antiguo hospital, pero nada se resuelve con la imagen que siguió permaneciendo en las Mercedes. Por tal motivo, es importante recordar un acontecimiento fundamental para aquel entonces: la adquisición de la antigua capilla de la Altagracia del hospital San Nicolás por la señora Lea de Castro de Henríquez, al final de 1901. Con el único y exclusivo fin de que la Santa Imagen volviera a su capilla original.

El día 26 de julio de 1903 hubo una espléndida manifestación de piedad y fervor, la venerada Virgen de Nuestra Señora de la Altagracia fue trasladada a la antigua capilla de su nombre. Las crónicas de aquel tiempo relatan que cuatro mil personas, con orquesta de capilla y varias autoridades participaron en el evento.

Desde el año 1868, cuando la terrible epidemia de cólera, no se sacaba en procesión la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia. Sin embargo, esta procesión fue la primera gran demostración de fervor altagraciano en la ciudad de Santo Domingo. Demostración que alcanzará su cumbre algunos años después, con el prelado, el Arzobispo de Santo Domingo Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla (1862 – 1937), gracias a su profunda devoción a la Virgen de la Altagracia y sus relaciones con los papa Benedicto XV y luego con Pio XI. De quienes obtuvo el Breve que ordenaba la Canónica Coronación de la Imagen Santa, venerada en Higüey, coronación que se realizó el 15 de agosto del 1922 y el Breve de Indulgencia Plenaria durante los días de fiesta.

Para impulsar este acto solemne, monseñor Nouel, con la ayuda de los feligreses capitaleños quiso levantar el nuevo y actual templo de la Altagracia, sobre los viejos cimientos de la antigua Capilla, en la que una reproducción de la Virgen de la Altagracia recibía los cultos de los fieles de Santo Domingo.

En este mismo período se fundaron dos sociedades: el 7 de febrero de 1910, Don Armando Rojas funda la Sociedad “Fervorosos de Nuestra Señora de la Altagracia, y el 7 de abril del mismo año, la Srta. Altagracia Santiago Linares inicia las “Hijas de la Altagracia”.

El arzobispo Adolfo Nouel y las nuevas sociedades marianas dieron una nueva identidad al culto a la Virgen de la Altagracia, en la sociedad capitaleña de inicio siglo XX. El nuevo templo, expresión de este movimiento altagraciano capitaleño, madurado durante muchos años, fue bendecido solemnemente el día 17 de agosto del 1922, adonde la Virgen fue trasladada procesionalmente, ubicado en la calle Hostos a esquina calle Las Mercedes. Su construcción se inició en el año 1912, sobre la capilla que fue parte del Templo y Hospital de San Nicolás de Bari. El diseño y construcción fueron realizados por el ingeniero Osvaldo Báez.

CERTIFICO que el trabajo “LA ALTAGRACIA EN SANTO DOMINGO” tiene como autor al R. P. Luca Burato y fue publicado en la 11º edición de mi libro “NUESTRA SEÑORA DE LA ALTAGRACIA”.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los catorce (14) días del mes de enero del año del Señor dos mil diecisiete (2017). 

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