Restablecimiento de relaciones diplomáticas Cuba-Estados Unidos, el factor Obama

En el 2007, en Carolina del Sur, en medio de un debate en el fragor de la precampaña presidencial, el moderador le preguntó a Barack Obama si estaría dispuesto a reunirse con algunos líderes hostiles a los Estados Unidos, como Fidel Castro de…

En el 2007, en Carolina del Sur, en medio de un debate en el fragor de la precampaña presidencial, el moderador le preguntó a Barack Obama si estaría dispuesto a reunirse con algunos líderes hostiles a los Estados Unidos, como Fidel Castro de Cuba, Hugo Chávez de Venezuela o Mahmud Admadinejad de Irán. La respuesta fue un rotundo sí.

En ese momento no parecía ser la mejor respuesta pues los medios comenzaron a tildarlo de ingenuo, sin embargo, esa respuesta sirvió no solo para establecer una frontera ideológica con su oponente demócrata Hillary Clinton, sino también de la línea que representaba su rival republicano John McCain, que le sirvió bastante a lo largo de la campaña presidencial.

Su visión política novedosa, sus dotes de impecable orador, la crisis de confianza que arropaba al electorado estadounidense a raíz de las políticas de Bush y el desgaste moral de una sociedad con serios conflictos acerca del concepto deontológico que justificase la pérdida de soldados norteamericanos en países como Irak y Afganistán, sirvieron de base para que Obama, contra todo pronóstico inicial, se convirtiera en el primer presidente negro de los Estados Unidos en el 2008.

Viendo en retrospectiva, las acciones posteriores de su Gobierno guardan coherencia con su respuesta del 2007 pues, firmó un acuerdo sobre temas nucleares con Irán de modo que la producción y enriquecimiento de uranio iraní sirva para fines civiles; tuvo una mejor relación con Hugo Chávez y, por último, el elemento en el que deseo enfocar este artículo, restableció relaciones diplomáticas con la Cuba de Fidel Castro.

Diplomacia y Política, el camino hacia el entendimiento

Las relaciones de Cuba y Estados Unidos comenzaron a resquebrajarse desde el triunfo de la revolución cubana en 1959. Sin embargo es en el 1961 cuando se produce su rompimiento oficial y, un año más tarde, sobre la base de la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, Estados Unidos establece el bloqueo económico, comercial y financiero.

Desde entonces había transcurrido más de medio siglo hasta que el 17 de diciembre de 2014, en discursos simultáneos desde la Habana y Washington, Barack Obama y Raúl Castro, anunciaron al mundo el inicio del descongele paulatino de sus rotas relaciones y la apertura de sendas misiones diplomáticas en las dos capitales en un futuro inmediato.

Evidentemente, ese anuncio no era fortuito sino que era el resultado de un proceso que inició a partir del año 2009, en el que incluso tuvo un rol destacadísimo el presidente dominicano de entonces, el Dr. Leonel Fernández.

Tanto el Gobierno de Jimmy Carter, en la década de 1970 así como el de Bill Clinton trataron infructuosamente de abrir canales de comunicación que contribuyeran a restablecer gradualmente alguna relación con Cuba, sin que al final lograran avanzar hacia ese propósito.

En las elecciones del 2008 en las que Obama ganó de manera contundente a nivel nacional recibió un fuerte apoyo de los cubanos estadounidenses de Miami Dade en Florida, los cuales habían sido tradicionalmente adeptos al partido republicano.

A inicios del 2009 había llegado el momento político apropiado para ensanchar aún más la base de aprobación demócrata entre ese segmento de la población latina que, llegados a Estados Unidos a partir de mediados de la década del 90 le daba menos importancia al tema del bloqueo que sus padres y abuelos y que por tanto, estaban más interesados en inversiones, remesas y facilidades de viaje a su patria.

En ese contexto, unas semanas antes de la V Cumbre de las Américas, que se celebraría en Trinidad y Tobago ese 17 de abril, Obama eliminó restricciones a los viajes de cubanoestadounidenses con familiares en Cuba, rebajó las limitaciones al envío de remesas a la isla y dejó filtrar a la prensa la disposición de buscar un acercamiento con Cuba.

Según encuestas de la época un 78 % de los latinos votantes apoyaron estas medidas, se comenzaron a incrementar los viajes de cubanoestadounidenses a Cuba y Obama fue recibido por los presidentes del continente en Trinidad y Tobago como una especie de héroe. Había sido una jugada política brillante.

En ese escenario Hugo Chávez se le acercó y le dijo “I’wanna be your friend, Mr. President” y le obsequió un ejemplar del libro de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América”. Obama aprovecharía para reiterar en la Cumbre su disposición de trabajar con Cuba y con toda la región en la búsqueda de soluciones a los problemas comunes y en mejorar sus relaciones.

Justo ese mismo día, en una visita relámpago que duró menos de 24 horas, recibía el entonces presidente Leonel Fernández a quien a la sazón se había convertido en la secretaria de Estado del Gobierno de Obama, su rival en las primarias demócratas, Hillary Clinton. En rueda de prensa en el palacio nacional le pidió al mandatario dominicano su colaboración para mejorar sus relaciones con algunos países, especialmente con Venezuela y Cuba.

Solo había transcurrido un mes aproximadamente de que Fidel Castro recibiera en la Habana a Leonel Fernández “el día 02 de marzo del 2009, a las 4:58 P.M.” como lo escribiera el propio Fidel más tarde en el Granma. Leonel viajaría a Cuba nuevamente en diciembre de ese mismo año a raíz de la encarcelación en ese mismo mes del subcontratista norteamericano Alan Gross.

Las conversaciones en Canadá

Mientras avanzaban otras medidas ejecutivas como el aumento del número de aeropuertos, de tres a once, desde donde salían vuelos directos a Cuba y se facilitaban los viajes de estadounidenses a la isla, las negociaciones secretas por la liberación de Alan Gross y un posible canje de prisioneros pasaron a producirse en Canadá.

Las conversaciones debieron ser secretas porque, además de otras razones obvias, el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado que se encarga de modelar la política exterior de los Estados Unidos y cuyo presidente era John Kerry, había pasado a estar presidido por el principal enemigo del acercamiento de Estados Unidos a Cuba, el senador demócrata Robert (Bob) Menéndez. Sí, el mismo que luego se viera envuelto en escándalos incluso acá en República Dominicana.

La derrota del partido demócrata en las elecciones legislativas del 2014, si bien hicieron que el Congreso pasara por completo a estar bajo el control de los republicanos produjo una especie de liberación en Obama, pues frente a la negación de apoyo para su reforma migratoria por el Congreso, anunció una acción ejecutiva en materia de migración que ampliaba los programas de alivio puestos en práctica en el año 2012.

Al mismo tiempo se libró de Bob Menéndez al pasar el Comité de Relaciones Exteriores a manos de los republicanos, lo que propició que, un mes después, el 17 de diciembre del 2014, se produjera el histórico anuncio sobre la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, se producía la liberación de Gross y la devolución a la Habana de tres cubanos presos en los Estados Unidos.

Lo demás es tan reciente que todos lo recordamos. La diplomacia reunió a Obama y a su familia con Raúl Castro en un histórico partido de béisbol entre el equipo estadounidense Tampa Bay Rays y la selección cubana, el 22 de marzo de 2016, mismo mes en el que siete años atrás el presidente Leonel Fernández visitara a Fidel Castro justo antes de anunciarse las facilidades del incipiente Gobierno de Obama para los viajes y remesas a Cuba.

Aun cuando no se ha levantado el bloqueo que mantiene EE.UU a Cuba desde 1962, y aun cuando se pone en tela de juicio las acciones de los Gobiernos de Obama en países de Medio Oriente, sus dos periodos han servido no solo para reivindicar en América Latina la idea de que la diplomacia y la política cuando se unen para causas loables pueden hacer la diferencia, sino para dejar un gran legado de búsqueda de entendimiento y redención.

Las relaciones bilaterales Cuba-EE.UU han avanzado notablemente. Ojalá que el nuevo Gobierno de Donald Trump, que estrena hoy su primer día luego de su juramentación, reconozca la importancia que tiene ese hecho para su relación con América Latina y no abra para Estados Unidos, aparte de su enfrentamiento con México, un frente más a solo 200 millas náuticas de su territorio.

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