Este legado prehistórico, ubicado en San Cristóbal, recibe cada año a casi 10 mil visitantes, especialmente extranjeros

El complejo de Cuevas del Pomier, cuya primera exploración fue realizada por el cónsul británico Sir Robert Schomburgk, en 1849, es considerado el legado prehistórico más importante de las Antillas, ya que cuenta con más de 6,000 pinturas prehistóricas y alrededor de 500 grabados rupestres.

Las 55 cuevas que constituyen la Reserva Antropológica Cuevas del Pomier han sido objeto de estudios desde 1976 por cientos de científicos dominicanos y extranjeros, que en cada reporte destacan la importancia arqueológica y rupestre que tiene este espacio de unos 340 metros habilitados para el recorrido, ubicado en la comunidad de El Pomier, en San Cristóbal.

Expertos internacionales, incluso, han llegado a comparar su importancia para la región del Caribe con la que tienen las pirámides egipcias para el oriente Medio, o las Cuevas de Altamira y Lascaux para Europa.

Después de más de 150 años del reporte hecho por Sir Robert Schomburgk, de acuerdo con el arqueólogo Domingo Abreu Collado en “Proyecto Cuevas del Pomier: capital prehistórica de las Antillas”, los trabajos que más información han suministrado sobre este espacio han sido realizados por el Espeleogrupo de Santo Domingo, entidad que ha contado con la participación y apoyo de científicos como Alain Gilbert, asesor de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en materia de Arte Rupestre; Robert Bednarik, de Australia; Antonio Núñez Jiménez, de Cuba; André Slagmolen, de Bélgica, entre otros.

De acuerdo con reportes históricos, la cueva principal, la No. 1, explorada por Schomburgk, fue reportada primero que las cuevas de Europa más conocidas en el mundo, como la cueva de Lascaux descubierta en 1860.

Las Cuevas del Pomier fueron declaradas como Monumento Nacional mediante la Ley No. 492 del 27 de octubre de 1969. Quedaron igualmente protegidas bajo el Decreto 297-87, del 3 de junio de 1987, que declara todas las cuevas de República Dominicana con interés cultural y natural como Patrimonio Natural de la Nación.

Asimismo, mediante el Decreto 295-93, del 2 de noviembre de 1993, fueron incorporadas al Sistema de Áreas Protegidas de la República, bajo la jurisdicción de la Dirección Nacional de Parques, denominando el área como Reserva Antropológica Cuevas del Pomier, y estableciendo dos polígonos de protección que abarcaban trece cuevas.

De acuerdo con Abreu Collado, estos polígonos fueron ampliados para extender la protección incluyendo las otras 37 cuevas descubiertas durante los trabajos de investigación realizados en los años 1994, 1995 y 1996 con los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 1994, y la Fundación John D. & Catherine T. Macarthur de los Estados Unidos, en 1995.

Esta ampliación, realizada al amparo del Decreto 233-96, incluyó parte del río Nigua, colocándolo dentro de la Reserva para lograr salvarlo de la depredación ocasionada por la extracción de agregados, que hoy día continúa alrededor de la zona.

La Fundación Cuevas del Pomier es la entidad que dirige este espacio, y al equipo de 30 guías que acompañan a los visitantes, que, de acuerdo con el vicepresidente de la Fundación, José Corporán, pueden superar los 10 mil anualmente.

“En todo el país, San Cristóbal es una de las provincias que más espacios y monumentos culturales posee. Es una oportunidad que nuestras autoridades no han sabido aprovechar, ya que tenemos el privilegio de ofrecer un turismo diferente, que no está enfocado en playas o comida, sino en la cultura y la historia”, expresó Corporán, sobre el potencial turístico de la zona.

Asimismo, lamentó que “incluso no todo el que vive en San Cristóbal conoce de esta formación geológica única en el país, por eso las autoridades deben promover y dar a conocer este lugar, que es el resultado de lo que fue un río subterráneo”.

Cada una de las cuevas, que poseen un clima fresco, tienen nombres específicos. De la 1 a la 6 llevan el nombre de estos números, pero a partir ahí están otras como la Cueva del Puente, Cueva Tammy Domínguez, Cueva del Símbolo, Cueva Benito, entre otras.

La mayoría de estas cuevas, rodeadas de árboles de caoba y roble, así como piezas utilizadas por los indígenas como ollas postizas y ceremoniales, y la peculiar divinidad femenina Atabeira a la entrada, tienen restos del proceso de disolución del carbonato de calcio que es el principal componente de la piedra caliza, fisura por la cual va penetrando y formando las secundarias.

Este conjunto de cavernas de formación miocena tienen una altitud entre los 160 y 350 metros sobre el nivel del mar, extendiéndose hasta mil metros bajo su nivel.

Las Cuevas del Pomier contienen un conjunto de arte rupestre indígena, como grabados y pictografías de aves, peces, reptiles y figuras humanas cuya cantidad supera a todas las del Caribe junto, de tal significación para el patrimonio mundial, que organismos como el Comité Internacional de Arte Rupestre de la UNESCO y la Unión Internacional de Espeleología (UIS) respaldaron una campaña mundial cuyo objetivo fue lograr que el sistema de cuevas del Pomier fuera declarado como Patrimonio de la Humanidad.

El conjunto de cuevas presenta cavidades grandes y pequeñas, horizontales y verticales, activas e inactivas. Están dispersas la mayoría sobre unas cinco elevaciones, mientras que otras se encuentran en el fondo de microcuencas al pie de esas elevaciones.

La entonces Secretaría de Medio Ambiente dispuso en abril del 2003 diferentes grados de habilitación para cuatro de las cuevas de la Reserva el Pomier.

La primera es la Cueva del Puente o del Corral; habilitación de un sendero que atraviesa su dolina de entrada y baja hasta llegar a un amplio descanso y balcón frente al desnivel principal de la cueva, frente a los petroglifos dispersos en el suelo y paredes. Se incluye iluminación y paneles de información.

La segunda corresponde a la cueva Número 1, habilitación con caminerías, facilidad para discapacitados, iluminación, señalizaciones, paneles de información, efectos, dioramas y exhibición arqueológica para un recorrido completo de la cueva, exceptuando las salas utilizadas por las poblaciones de murciélagos, la galería norte de la cueva y los pasos que comunican con las cuevas 2 y 3.

También está la Cueva No. 4, habilitación, iluminación e información mediante un corto sendero hasta su sala de entrada accediendo hasta los petroglifos reportados por Robert Schomburgk y hasta la entrada hacia el “túnel de los murciélagos”.

Y finalmente la Cueva Scarlet; habilitación de un sendero escalonado que baja hasta unos 20 metros, con información pero sin iluminación.

Las demás cuevas de la Reserva permanecen inalterables, y solamente se permite su acceso a especialistas y a grupos debidamente entrenados, recibiendo ambos las advertencias necesarias en relación con la condición de las mismas y las normas diseñadas para su visitación, según informó Corporán, quien puntualizó que los visitantes deberán estar acompañados de los guías preparados con ese propósito.

El Espeleogrupo de Santo Domingo sugirió en 1993 la categoría de “Reserva Antropológica” para las Cuevas del Pomier, sujeto al manejo sugerido por la Unión Internacional para la Conservación para las áreas que aún conservan interés indígena y poblaciones indígenas con las que se trabaja para su conservación. Lo que permite manejar dichas áreas con la presencia humana sin que haya necesidad de moverlas de su sitio, puesto que su presencia es también de interés.

Esta clasificación, además de proteger las riquezas culturales indígenas, contempla la conservación de la diversidad ecológica y de los recursos genéticos. En 1995, durante los trabajos de evaluación de diversidad biológica realizados en la Reserva, fueron reportadas ocho nuevas especies de fauna para la ciencia, encontradas en algunas de las cuevas horizontales, estimándose un mayor número para las cuevas de más difícil acceso.

Según resalta Abreu Collado, también son de gran interés para los estudios bioespeleológicos y para los estudios de la biodiversidad de la región, los componentes bióticos del interior de esas cuevas, algunas de las cuales, como las primeras cinco, “han arrojado información muy valiosa en relación con la existencia de especies totalmente nuevas para la ciencia, principalmente de arácnidos, como la araña guabá”.

Significado del nombre el Pomier

El nombre original de “Pommier” al sitio le fue impuesto por los primeros pobladores de origen francés, quienes notaron la abundancia de la fruta conocida como mamón (Annona muricata), y la compararon con la manzana (“pomme” en francés) por su color rojizo al madurar. Así, llamaron con el vocablo francés “Pommier” al lugar por la traducción de manzanar, de acuerdo con reportes históricos.

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