Repostería Canela Limón comenzó en el año 2016; inicialmente se trataba de una actividad realizada como hobby

Isabel Mateo está dedicada a la elaboración de postres personalizados y en ese dulce negocio ha logrado avanzar bastante.

Es un producto que se elabora según el gusto del cliente, rompiendo la tradicional presentación que se conoce en una actividad de esa naturaleza. “El elemento que más destaca de lo que yo hago es la presentación en jarras, con lo que buscamos darle al cliente algo distinto. Se trata de un producto pensado básicamente para regalar”, le dice la emprendedora al periódico elCaribe.

La conversación se da a media mañana en un espacio en el que Isabel está acompañada de su familia, compuesta por su madre, las abuelas y una tía. “Ha sido algo impresionante, porque yo empecé esta actividad sin quererlo”, dice Isabel mientras sonríe. El proyecto, cuyo nombre es Repostería Canela Limón, tuvo su punto de partida en el año 2016.

Isabel rememora que la razón inicial de la presentación de los postres es que ella tenía que regalar uno a alguien, pero ese obsequio debía verse como especial, como algo que conllevó algún esfuerzo y entrega. “Quise diseñar un producto que sea fácil de comer”, explica, mientras el fotorreportero Wilmer Jiménez le toma la primera fotografía que acompaña este escrito periodístico.

“Recuerdo que una amiga participó en lo que era antes el Mercadito de los Sábados de Ágora Mall, que ahora es Mercado Central, y obtuvo buen ingreso. Para entonces yo tenía mi empleo, pero me dije que yo podía hacer algo adicional y tener ese ingreso extra, porque yo quería una computadora. Me puse a hacer postres con una amiga. Como la plaza exigía cumplir una serie de pasos y requisitos, me animé y creé mis cuentas de redes sociales y me ha ido muy bien”, explica.

Como las muestras que tenía para presentar eran tantas, en vez de comérselas, Isabel optó por venderlas en el lugar donde laboraba. “Ahí gustó bastante y me siguieron pidiendo. El capital que yo usaba era de mi sueldo. Compraba harina, huevos… Elaboraba el producto y lo comercializaba. No era algo que yo tenía como un trabajo en sí; era un hobby pero luego se fue extendiendo la voz y me seguían pidiendo. Yo inicié en julio y Ágora me llamó en agosto. Antes de eso, el restaurante Encuentro Parrillada también nos había abierto las puertas y nos compraba postres”, narra con interés la emprendedora Isabel.

Las observaciones que hace la gente cuando compra una de sus delicias han servido de mucho para su crecimiento. “En principio las jarras no tenían nombre, ni un laso que luego les coloqué de adorno. Ahora también tienen el logo nuestro”, sostiene.

Isabel también hace “cheesecak”. “Al principio eran súper limitados. Eran de chinola y de óreo, hasta que un amigo que cumplía años me retó, al decirme que quería un cheesecak con fresa rellena de chocolate con dulce de leche. Analicé que se trataba del mismo pastel y que lo único que debía hacer era ponerle diferentes artículos. Era algo que podía lograr”.

El nombre Canela Limón fue una idea que tuvo la amiga que comenzó con Isabel el proyecto, porque ella utilizaba canela en todas sus recetas, mientras que Isabel utilizaba limón. “El nombre me gusta porque cuando las personas lo leen imaginan que por ese nombre ha de tratarse de algo muy bueno. Se imaginan que debe tratarse de algo vinculado a repostería, con comida o panadería. Eso llama mucho la atención”, expone, dejando ver la pasión que despierta el tema. Isabel es una persona despierta que sigue la línea de la innovación. De eso dan fe su madre Alyson Espinal, sus abuelas Bienvenida Moquete y Aloida Hosking y su tía abuela Cosmelia Hosking.

Los clientes de Canela Limón, en ocasiones van a recoger el producto a domicilio, pero también pueden pagar el envío, si lo desean. La pequeñas empresa funciona en el sector El Millón, del Distrito Nacional. “Tenemos distintas formas. Si son para pasteles los enviamos en taxi, con varios de gran confianza que tenemos y que dan ese servicio con alta calidad y dedicación. También usamos los servicios de una empresa de mensajería”, dice Isabel.

Negocio responsable de la sensación de felicidad

En la tarjeta de presentación del negocio Canela Limón hay una advertencia que el cliente no debe pasar por alto. “Somos responsables de la sensación de felicidad luego de comer este postre”, asegura la empresa.

Los postres que elabora Isabel llaman tanto la atención, que a ella misma le ha sorprendido la cantidad de dinero que algunos clientes han llegado y están dispuestos a pagar por concepto de envío del producto a domicilio. “Es un honor para mí, que yo te esté vendiendo un producto de 200 pesos y tú te atrevas a pagar 400 para que te lo envíe, por una decisión que salió de ti”, dice. Isabel aspira tener en el futuro un gran local donde los clientes puedan ir y elegir lo que deseen. Una de las partes más emocionante del negocio Canela Limón es que Isabel involucra a toda su familia y eso contribuye a que permanentemente haya acercamiento entre cada uno de los miembros.

Variedad
“Aquí yo te ofrezco la opción de mezclar los sabores como tú quieras y tengo muy pendiente el tipo de presentación.

El precio
Los precios de las jarras de postre que prepara Isabel oscilan entre los 250 y los 600 pesos. “Pero vale la pena”, dice ella.

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