La República Dominicana escaló una posición en el Índice de Desarrollo Humano que elabora el Programa de Naciones Unidas (PNUD), colocándose en el listado de países de alto desarrollo humano, al mejorar variables como la esperanza de vida al nacer, el nivel de estudios alcanzados y el ingreso per cápita de sus ciudadanos en los últimos 28 años.

Sin embargo, más allá del crecimiento y los promedios que colocan al país en la posición 89 de 189 naciones y territorios del mundo, el informe desvela que aún persisten grandes desigualdades en materia de ingreso, género y calidad de servicios básicos por deudas sociales acumuladas que afectan en mayor medida a grupos vulnerabilizados que provocan que el valor del índice se reduzca en 21.5 por ciento y pase de 0.745 a 0.584.

Al exponer los resultados del informe, uno de los aspectos destacados por la Representante Residente del PNUD, Inka Mattila, tiene que ver con la concentración de la riqueza en pocas manos. Esto significa que las personas que pertenecen al nivel socioeconómico más alto del país, en el quintil uno, reciben más del 50% de los ingresos de la economía, mientras que a las personas en pobreza del quintil uno sólo les llega el 5%.

Dijo que esta situación ha provocado que en otros países de América Latina y del mundo crezca la sensación de injusticia frente a inequidades persistentes.

El economista senior del PNUD, Sócrates Barinas, por su parte, agregó que estas desigualdades también se manifiestan a nivel geográfico, ya que mientras Santo Domingo y Santiago concentran el 50 por ciento de la inversión pública, en los pueblos fronterizos solo se destina un 10 por ciento.

Las mujeres siguen rezagadas

Sin embargo, el dato más preocupante expuesto por ambos especialistas tiene que ver con la desigualdad de género que hace que el país pierda más del 40% de potencialidades de desarrollo humano.

En ese sentido, Barinas reseñó que a pesar de que las mujeres acumulan más años de escolaridad que los hombres ganan 20 por ciento menos y su participación en el mercado laboral es de apenas 50 por ciento, con respecto a los hombres que alcanzan el 78 por ciento.

Lo mismo sucede a nivel político: las mujeres apenas logran el 24.3 por ciento de los escaños en el Congreso y se extiende a los puestos de dirección. Barinas advirtió que con la acelerada revolución tecnológica y la creciente automatización de puestos de trabajo aumentará la pérdida de empleo, especialmente de las mujeres y personas de escasa cualificación profesional.

Persisten desafíos en embarazo adolescente

Con respecto a los indicadores de salud sexual y reproductiva, el experto destacó que persisten desafíos relacionados con la alta tasa de embarazo en adolescentes, que colocan al país al nivel de países de desarrollo humano bajo. En resumen, en 28 años el país incrementó la esperanza de vida al nacer de 7.3 años; el promedio de escolaridad en 3 años; los años esperados de escolaridad en 2.6 años y el ingreso bruto per cápita prácticamente se triplicó.

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