Es costumbre al inicio del nuevo año, la publicidad masiva de productos dietéticos y para practicar ejercicio. En la sociedad de consumo el consumo no puede detenerse. Así, la publicidad, su pilar, es oportunista; apunta al interés colectivo coyuntural. A comienzos de año se hacen propósitos de estilos de vida saludables. Sin embargo, estas metas son difíciles de cumplir en gran parte porque la sociedad de consumo es esencialmente obesogénica. El ambiente induce al individuo, desde la niñez y la mayor parte del tiempo, a sedentarismo y hábitos alimentarios que construyen mala salud. Por eso las enfermedades crónicas no transmisibles: obesidad, diabetes, cardiopatías, hipertensión, cáncer, causan estragos actualmente; incluyendo niños y adolescentes. Unos pocos días de publicidad diferente no compensan el daño.

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