Decenas de “buzos”, que fueron desalojados del vertedero de Duquesa, retomaron el lugar luego de que por tres semanas militares les impedían la entrada para evitar la propagación de incendios y el contagio de enfermedades, producto de la gran humareda que producía el depósito de basura.
Con libre albedrío, estos trabajadores informales, conocidos popularmente como “buzos”, se sumergían entre los desechos sólidos como basura, plástico, metal y tela para buscar objetos que puedan generarles ganancia al ser reciclados.

Deyanira Santana, mientras perseguía los camiones que vertían los desechos sólidos en el vertedero para remover los desperdicios y ver qué cosas podían resultar de valor, expresó que las autoridades del vertedero les están permitiendo bocear, porque el incendio ha disminuido más de un 95 por ciento.

De igual modo, Paola Linares, cuenta que era difícil bucear, porque el vertedero se encontraba militarizado, evitando que ellos, que viven del día a día, rebuscaran dentro del basurero varillas de construcción, cartón, ropa, aluminio, plástico, botellas de vidrio o cualquier objeto metálico que puedan comercializarlo para llevar el pan de cada día a sus hogares.

Ingresos de los buzos

La situación del vertedero de Duquesa, que por varios días se mantuvo incendiado por la cuatro esquina, afectó los ingresos económicos de los denominados “buzos”.

La señora Linares, quien trabaja en depósito de basura desde 2007, dijo que la labor de recolectar entre los millones de desechos que tiran las personas que habitan en el Gran Santo Domingo, les puede generar ganancias de hasta RD$30,000 en un “mes bueno”. “Pero aquí se vive del día a día. Aunque uno sabe el peligro que representaba estar aquí con el fuego, uno prefiere trabajar con cuidado y no que nos impidan bucear. Ya en esta semana los militares nos dejaron trabajar”, indicó.

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