Un estudio realizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Oxfam, Plan Internacional y otros organismos internacionales retrata los principales retos que tienen República Dominicana y Cuba ante el riesgo de desastres naturales.

El documento “Aprendiendo de Irma y María: transversalización de la protección y la inclusión en la Reducción de Riesgo de Desastres en el Caribe” identifica problemáticas existentes en ambos países en los mecanismos de participación, en la toma de decisiones sobre la movilidad inducida, y en la evaluación.

En el caso de nuestro país, el estudio indica que no hay protocolos claros para las autoridades locales, que carecen de recursos y capacidades para afrontar las amenazas y riesgos; que carece de medidas de prevención y mitigación de riesgos de desastres; así como que no están implementados mecanismos de participación comunitaria.

Igualmente fuertes debilidades de los organismos comunitarios para la gestión de riesgo y, específicamente, para garantizar la movilidad desde un lugar afectado a uno seguro, así como constató que para la gestión de alberges no se cuenta con capacidades específicas para atender personas con necesidades diferenciadas.

La investigación, que se propuso desde una lógica binacional para aportar herramientas metodológicas con enfoque de interseccionalidad, igualmente arroja que en República Dominicana persiste el riesgo de que las personas necesitadas de evacuación pierdan sus bienes materiales, “lo que sería una afectación muy fuerte para estar familiares empobrecidas”.

En ese tema en particular, de acuerdo con el estudio, dificulta en muchas ocasiones las acciones de preparación y aumentan el riesgo, generando en ocasiones, situaciones de violencia como el desalojo forzoso.

Las instituciones autoras del documento, recomendaron al país que la descentralización de la gestión de riesgo debe corresponderse con el aumento de los recursos y capacidades de los gobiernos locales, no solo para la gestión de riesgo, sino también para el ordenamiento territorial, de forma que se logre contar con personal capacitado y equipado para hacer frente a las amenazas.

También la política de vivienda con un enfoque de gestión re riesgo con dos vertientes; primero que garantice viviendas dignas para las poblaciones vulnerables; y segundo, el mejoramiento de viviendas para aumentar la resiliencia ante fenómenos naturales, priorizando en ambos casos a adultos mayores, madres solteras y personas con discapacidad.

Sugieren que en nuestro país la gestión de riesgo debe ser un tema de prioridad nacional y debe debatirse con mayor frecuencia en las comunidades, en la sociedad civil y principalmente en las políticas de estado.

Consideran que es necesario aumentar la participación de las comunidades en la gestión del gobierno local. Además, disponer de equipos de la defensa civil o de las fuerzas del orden que monitoreen las comunidades mientras se da el traslado, así como de transporte para las personas que necesitan movilizarse.

La investigación exhorta además disponer de sistemas de información geo referenciado que permita crear perfiles de las comunidades más vulnerables en términos diferenciados.
Actualmente la región caribeña está en la temporada ciclónica.

Situación de Cuba ante fenómenos atmosféricos

En el caso de Cuba, el estudio advierte que esta nación carece de instrumentos metodológicos específicos para integrar las perspectivas de género, discapacidad y edad; una baja participación de la población en el diseño de propuestas de para la gestión de procesos de movilidad inducida; persistentes problemas con la infraestructura y las condiciones higiénico-sanitarias, que afectan especialmente a grupos vulnerables.

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