Señor director. Por más que tratemos de entender las cosas de nuestro país, cada vez se nos hace más cuesta arriba asimilarlas y aceptarlas como válidas.
Por un lado el afán de mantenernos en estado de emergencia, con más de la mitad de la población en ascuas, esperando la hora de regresar a su trabajo o la hora de poder aplicar para un nuevo empleo por el hecho de haber quedado despedido o por haberse ido a pique su lugar de trabajo. Por otro lado lo del alejamiento, que al parecer es medalaganario, para las huestes politiqueras caben todos, pero para ir a las iglesias solo unos cuantos.

Algunas tiendas y locales comerciales cuentan con personal para tomar la temperatura o con lugares de desinfección, pero las más concurridas, los supermercados, que nunca pararon de trabajar y producir dinero a granel, ni siquiera cuentan con el termómetro, lo cual me parece un sinsentido, que en lugares de menor concurrencia lo tengan, y en los de una masiva concurrencia no lo tengan, aunque no dejará de ser un protocolo más, al menos detecta un posible contagio.

Para el transporte público no hay reglas, o no las cumplen a pesar de haber subido los pasajes, y los encontronazos entre choferes y pasajeros cada vez están más subidos de tono, ojo con eso, al igual que con el aumento de la delincuencia, que está manga por hombro de día y noche a pesar del toque de queda, que dicho sea de paso, cada vez lo cumplen menos, o ¿será que la mayoría está autorizada a andar cuando le plazca? pues son muchos los vehículos que circulan de noche.

Lo de que el Ministro de Salud Pública esté facultado o no, y vaya a declarar el país en estado de pandemia nacional la verdad es que no lo pude digerir, ¿Acaso no ha sido declarado ya? Desde marzo vivimos un estado de pandemia mundial y la mayoría de los países del mundo están tomando medidas para evitar contagios, y en un confinamiento que poco a poco han ido desestimando dependiendo del comportamiento del dichoso virus.
Dicen que esto salió a relucir por el hecho de imponer el uso obligatorio de las mascarillas en todos los lugares y en las calles, a excepción de las casas, y según la página de Instagram del Ministerio de Salud, para ejercitarse no deben ponérsela, y dicen que surgió también por no ver la necesidad de seguir aumentando ese estado de emergencia, que es bien sabido que tiene mucho de fondo y trasfondo y que dejará el arca nacional en graves problemas económicos, difíciles de remediar o solventar…

La verdad es que hay que tener muchas agallas para ser candidato presidencial de la oposición, porque de ganar, y con lo ávido y necesitado que está este pueblo de cambios y mejores condiciones de vida, no le auguro una buena estabilidad financiera, y menos aún, estabilidad emocional y mental al próximo de turno.

Como dice el refrán ¡A Dios que
reparta suerte y nos encuentre bien
confesados!
Idalia Harolina Payano Tolentino
Ciudadana

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