LeBron James sigue escuchando las mismas preguntas: ¿Cómo te va? ¿Qué tal la burbuja? Ahora tiene una sola respuesta para todo.
“Sólo digo que es el 2020”, dijo James. “Nada es normal en el 2020”. Eso no es del todo cierto. La NBA está a unas cuantas semanas de los playoffs, y James — como de costumbre — se encuentra junto con sus Lakers en el centro de la conversación por el campeonato. Es un raro ejemplo de normalidad para un jugador que ha aparecido ocho veces consecutivas en la final de la NBA desde 2011, y para una franquicia que presume de 16 campeonatos.

Todo lo demás de este año es anormal. Una pandemia suspendió las actividades. David Stern, el comisionado emérito de la NBA, falleció. Kobe Bryant, el tercer máximo anotador de la NBA hasta que James lo rebasó el 25 de enero, murió en un accidente de helicóptero al día siguiente. Y ahora James, los Lakers y otros 21 equipos están en Walt Disney World, aislados del resto del mundo con la intención de rescatar la campaña y decidir a un campeón.

La muerte de Bryant, quien falleció junto con su hija de 13 años, Gianna, y otras siete personas la mañana del 26 de enero, fue particularmente dura para James. “No pasa un día sin que piense en él”, dijo James. “No pasa un día en que nuestra organización no lo recuerde y no piense sólo en Kob, sino en Gigi, en (su esposa) Vanessa, y en sus hijas. Son parte de esta familia”.

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