Por instinto político o en base a una estrategia elaborada, los perremeístas ayudaron a dividir el partido oficialista

Cuando se enumeran las causas de los resultados de las elecciones pasadas, siempre se menciona entre las principales, la división del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), pero no se toma en cuenta que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) jugó, inteligentemente, a que se produjera ese desenlace entre los morados, que habían acumulado una cantidad de triunfos electorales que los hacían parecer invencibles.

La división del PLD se veía como una posibilidad real desde hacía algún tiempo, pero con una mirada a los acontecimientos ocurridos en los últimos dos años, se puede llegar a la conclusión de que desde el perremeísmo se apostó a que esto se materializara, e incluso se accionó en alguna medida, en esa dirección.

Prueba de ello es que, en medio de la lucha entre los dos sectores que dominaban el PLD, los perremeístas en algunos momentos mostraron cierta afinidad con los danilistas, como cuando se discutió la controversial Ley de Partidos. Pero luego actuaron de forma combinada con el leonelismo para enfrentar los aprestos de reforma constitucional que permitirían una nueva postulación al presidente Danilo Medina.

Favorecer a uno u otro bando, dependiendo de la circunstancia, tenía una consecuencia importante para los objetivos de la entidad opositora. Y es que, de ese modo, se alimentaban las fricciones entre los morados, y aumentaban las posibilidades de fragmentación, o de la división formal, que fue finalmente lo que se produjo.

Debate por las primarias

Durante la extensa, pero sobre todo intensa discusión que sostuvieron los actores políticos del país por el contenido de la controvertida Ley de Partidos, hubo un momento en que el PRM parecía más cercano a la posición de los danilistas, lo que provocó el disgusto de los seguidores de Leonel Fernández, que denunciaron “maniobras y pactos secretos”.

En ese debate, la posición del danilismo era que se aprobara el sistema de las primarias abiertas como un método único y obligatorio para la elección de los candidatos a cargos electivos.
Ese sector político luego se dio cuenta de que no lograría los votos para imponer ese esquema, que además había generado cuestionamientos de carácter legal y constitucional, lo que lo llevó a transarse por otra fórmula: que cada partido decidiera la forma de elección a utilizar.

Fue en este punto donde el PLD de Danilo logró el respaldo de los perremeístas, por lo que los leonelistas en el Congreso emitieron un documento denunciando que el principal partido opositor había pactado con el danilismo para la aprobación de la Ley de Partidos y una reforma constitucional.

“Formulamos esta denuncia ante los medios de comunicación para que el país esté alerta y no se deje engañar, ya que quieren pasar en la ley de partidos gatos por liebres mediante acuerdos ocultos que faciliten las primarias abiertas y simultáneas y la reforma constitucional”, decía uno de los párrafos del comunicado, publicado el 6 de agosto del 2018.

Contra la reelección

En otro episodio de la lucha en el PLD, los perremeístas jugaron un papel aún más protagónico, pero en esta ocasión, enfrentando al danilismo y actuando como aliados coyunturales de Fernández.
La causa del conflicto esta vez fue la intención de reformar la Constitución para permitir otra postulación de Medina, lo que motivó al tres veces presidente de la República y sus seguidores a armar una estrategia de resistencia que incluyó la realización de protestas frente a la sede del Congreso Nacional.

Pero el PRM, específicamente el sector encabezado por Luis Abinader, quien aún era precandidato presidencial en ese momento, tuvo una participación decisiva en la oposición a los aprestos de reforma. De hecho, Abinader encabezó su propia manifestación, también frente al Congreso, el 12 de julio de 2019.

Luego de que se concretizara la división del PLD, el PRM prolongó su alianza estratégica con Fernández, lo que se vio claramente cuando juristas perremeístas defendían el derecho de este a ser candidato presidencial. Además, el PRM materializó la alianza electoral con el nuevo partido del ex mandatario, Fuerza de Pueblo, a nivel legislativo.

Un juego que el PLD conoce

Al PLD en procesos electorales anteriores se le ha acusado de maniobrar para dividir a los adversarios. Lo cierto es que ha capitalizado divisiones, y cuando ha podido, las ha alimentado.
En momentos en que partidos contrarios tienen conflictos internos, los peledeístas han accionado a favor de uno u otro sector, según la circunstancia.

Por ejemplo, en el 2009, Fernández, entonces presidente de la República y principal líder del PLD, contribuye a dar un impulso a la figura de Miguel Vargas, al firmar con este el Pacto de las Corbatas Azules, pese a que en ese momento, no era ni candidato ni presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Pero dos años después, Hipólito Mejía derrota en unas primarias semiabiertas a Vargas, quien alega que miles de peledeístas votaron en su contra.

Apostar o no a la división, esa era la pregunta

Desde que surgió el PRM como principal fuerza de oposición, era recurrente la advertencia que le hacían, tanto observadores como actores del proceso, de que esa organización política debía enfocarse en vender una buena oferta al electorado, sin que sus posibilidades dependieran de la división o no del partido oficialista.

El razonamiento siempre fue válido y correcto, pero tampoco se podía perder de vista que el escenario ideal para la entidad opositora era que sus rivales se dividieran, tomando en cuenta que la cohesión que estos habían mantenido era una de las claves de sus éxitos electorales.

De otro modo, había que vencer a un partido en el gobierno, unido, con un Presidente con altos niveles de aceptación, y sin una crisis económica.

Apostar a la división del contrario y hacer algún aporte para ello, era lo correcto desde un punto de vista pragmático.

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